Opinión

¿PODEMOS SEGUIR ASÍ?

Los que en Europa y en el mundo manejan los hilos del poder económico lo exhiben sin complejo. Saben que el poder político, constituido en toda legalidad democrática, apenas influye en sus maquiavélicas decisiones.


Ahí está el caso de Grecia: unas pocas empresas multinacionales acaban de dictar al gobierno heleno los salarios que ha de aplicar a sus trabajadores. El poder de este capitalismo salvaje se muestra incoercible. En España, con tintes algo menos dramáticos, ocurre algo similar. Al respecto, Alemania ha conseguido implicar al Estado como garante de la deuda contraida por bancos españoles con entidades financieras germanas. Lo lógico sería que dirimiesen sus obligaciones de mutuo acuerdo o delante de los tribunales correspondientes. Pero no, todos los ciudadanos somos deudores.

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