De momento desconocemos el futuro que aguarda a Podemos cuando inicia su navegación por el proceloso mar de la política española. Su aparición cuasi milagrosa en las pasadas elecciones al Parlamento europeo en las que obtuvo más de un millón de votos, dejó descolocados a los líderes de los partidos tradicionales. Todos se pusieron muy nerviosos, y la cosa no era para menos.
¿Quién les iba a decir que un fenómeno político y social detamañaenvergadura,surgidodelanochealamañana, tuviese la avilantez de calificarlos de "casta"?
Después de todo, una cosa muy positiva observo en la for- mación que dirige Pablo Iglesias: y es precisamente el ner- viosismo antes citado que lleva a los líderes de los partidostradicionales a descalificaciones grotescas. Así, la inefable Esperanza Aguirre no dudó en atribuir al joven dirigen- te el poder diabólico de una mente como la de Goebbels.
Pienso que la presencia inesperada de Podemos en el campo de Agramante de la política española representa una carga profunda arrojada en aguas estancadas capaz de ponerlas en movimiento.
Yo daría un consejo (permítanme la inmodestia) a esos señores tan prestos a descalificar: reflexionen, serénense, piensen que algo mal, muy mal han hecho y están haciendo para que un fenómeno como Podemos les inquiete tanto. Duélanse de sus pecados y hagan un firme propósito de enmienda.
