Opinión

¿VES A UNO QUE ROBA?

En este país nuestro hay fenómenos que permiten un diagnóstico: la sociedad en que vivimos, nos movemos y somos, está formada en su mayoría por individuos egocéntricos, desconectados entre sí y movidos por un ansia irrefrenable del propio disfrute. Este individualismo patológico es la consecuencia grave de la quiebra de valores que antes regían las relaciones entre seres humanos.


La consigna que se acepta es la de 'sálvese quien pueda'.


Desde esta perspectiva, pocas cosas están prohibidas y muchas permitidas. Si, por ejemplo, un gobernante saquea el erario, se le premia con una mayoría absoluta en las urnas. Si en un programa de televisión se esparce a manos llenas la bazofia, se le gratifica con una gran audiencia. ¡Es tan divertido!


Ahora bien, a pesar de lo dicho, uno alberga cierta esperanza: las libertades democráticas (independencia del poder judicial, libertad de prensa, entre otras), permiten que no todo quede impune. Estas libertades autorizan llamar a las cosas por su nombre. '¿Ves a uno que roba? Llámale ladrón y prosigue tu camino' (Unamuno dixit).

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