Opinión

Volver a Erasmo

Una vez que el fanatismo ha gangrenado un cerebro, la enfermedad es casi incurable". Esto dice Voltaire en su "Diccionario filosófico". Pienso, al respecto, que en el mar revuelto de las pasiones humanas, todo intento de sembrar comprensión y serenidad será mal visto y entendido como traición.

Es tarde de verano y uno tiene tiempo para todo. En este momento acude a mi mente la figura de aquel gran humanista holandés y europeo, Erasmo de Rotterdam.

Erasmo vivió aquellas luchas tremendas, dominadas por un fanatismo extremo, entre papistas y luteranos. No se identifica con ninguno de los bandos. Todos tratan de ponerlo de su parte, pero él se mantiene por encima de la tormenta. Valiéndose de admirable sentido del humor, sus escritos invitan a la risa, sobre todo a la sonrisa.

Rechaza a Lutero y lo compara con un "tábano furioso". Erasmo defiende la "filosofía de Cristo" expuesta en el Evangelio: "Sed mansos y humildes de corazón". Frente a este precepto, los papas del renacimiento no dudan en combatir a sangre y fuego a quienes intenten disputarles una parte, por mínima que sea, de su poder temporal.

Es saludable volver a leer las páginas de su "Elogio de la locura", que contienen "la suma y compendio filosófico de cuanta alegría poseyó el renacimiento.

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