Opinión

Cartas Galicia - Madrid: "El mago Sánchez" y "El peor mentiroso"

Querido compadre Itxu:

En quince días los españoles deberemos decidir a quién le confiamos nuestro futuro, a quién entregamos nuestro dinero y en quién delegamos nuestro poder legislativo para interferir en la vida de todos. Dicho así, la cosa parece seria. Si tenemos en cuenta que sólo hay dos personas con posibilidades reales de presidir el Gobierno, la cosa se pone muy seria. Si una de esas personas es, además, quien lo ha presidido en los últimos cinco años, la cosa se pone dramática.

Observo sus recientes comparecencias mediáticas con especial interés. Sánchez domina la imagen, el lenguaje no verbal y la voz como ningún otro político en nuestro país. Da igual lo que diga. Pídele que te cuente la receta del pollo al chilindrón y lo hará proyectando empatía, confianza y seguridad, desplegando todos sus encantos de seductor. No importa que no te guste el pollo, lo acabarás probando.

Pídele que te cuente la receta del pollo al chilindrón y lo hará proyectando empatía, confianza y seguridad, desplegando todos sus encantos de seductor

Sánchez representa la teoría de que la realidad no existe, la construimos. Porque él no dice mentiras, las crea, como un ilusionista, cuidando al detalle su puesta en escena. Inventa un relato y lo eleva a categoría de verdad irrefutable. Sale a escena, muestra un tigre en una jaula y lo hace desparecer a la vista de todos. Y si alguien sospecha que quizá el felino no se haya volatilizado, sino que se trata de un truco, Sánchez se ofende, se hace la víctima y hasta llora si lo considera rentable. Así se presenta ante su público el gran Sánchez, un hombre honesto y leal que jamás dijo que no dormiría tranquilo con Pablo Iglesias y los suyos en el Gobierno, que nunca pactó leyes con Bildu, que en ningún momento retorció la ley para sacar de la cárcel a los condenados por el golpe en Cataluña y que en modo alguno fue responsable de que una ley de su Gobierno devuelva los violadores a las calles. ¡Inventos maliciosos de los periodistas y los medios de comunicación que son todos de derechas! Y se queda tan ancho.

Hay que reconocerle pericia y desparpajo. Un tipo que miente hasta cuando ronca y que aún cuenta con la credulidad de una parte importante de la población tiene mérito. Porque no te engañes, compadre, está consiguiendo revertir las tendencias de las encuestas y tiene opciones de volver a gobernar. Pensábamos que Iván Redondo era el brujo y Sánchez el aprendiz y era justo al contrario.

Sabedor de sus habilidades ante las cámaras, Sánchez apuesta por el ring de un plató para ganar al aspirante Feijóo, falto de entrenamiento y entregado a otros debates

Sabedor de sus habilidades ante las cámaras, Sánchez apuesta por el ring de un plató para ganar al aspirante Feijóo, falto de entrenamiento y entregado a otros debates, los internos del partido que intenta dirigir. El PP ha demostrado históricamente una enorme habilidad para cagarla. Y fiel a su tradición, ahí anda, intentando explicar a sus electores que el PP de Valencia y el de Extremadura son los mismos pepés. Y que esto es vox populi.

El gallinero revuelto de Feijóo le ha dado alas y plumas a Sánchez para hacerse el gallito y presentarse en plan plebiscito: ¡O la ultraderecha o yo! Y lo hace con destreza de prestidigitador, centrando la atención del respetable en un punto concreto, ¡que viene la extrema derecha!, mientras hace desaparecer de la escenografía la otra posibilidad, la de los grandes pactos y acuerdos entre partidos constitucionalistas, la de aquel PSOE, la que ha reclamado esta semana Felipe González. Sánchez no lo hará. Le favorece más esta política de bloques enfrentados y radicalidad. Ya lo dijo Zapatero en confidencia: nos viene bien la agitación. Y resulta que Zapatero, el que no vio la crisis venir, el que congeló las pensiones y bajó el sueldo a los funcionarios, el que disparó la prima de riesgo y la deuda, el que llamó accidente a un atentado, es el principal asesor de este candidato Sánchez. Nada por aquí, nada por allá. ¡Chas!


Querido compadre Quero:

Recibo con alegría y decepción tu amable carta enviada desde México. Alegría porque has llegado puntual a nuestra cita epistolar de los domingos con nuestros amigos y lectores de La Región, y decepción porque no has incluido en el sobre ni una maldita botella de Tequila, ni un sombrero de esos tan simpáticos donde caben Blancanieves y los siete enanitos, ni un miserable vinilo de Luis Alfredo Jiménez. Deseo de corazón que regreses pronto y bien a España, pero sobre todo deseo que leas esto antes de abandonar la tierra de Cantinflas y puedas enmendar tu inmensa falta de cortesía para conmigo, como decían los presidentes de las comunidades de los vecinos los 70.

Me cuentas que Pedro Sánchez miente bien y tengo mis dudas. La prueba de que miente mal es que toda España sabe que lo está haciendo, que lo hace constantemente, y que lo ha hecho durante toda su vida política, seguramente durante toda su vida privada, y tal vez desde que formó parte, allá en los días de la Creación, del primer y discretísimo pensamiento de la mente de Dios. Miente y se ríe de todos y ahí está la gracia, aunque en las carcajadas que siguen al chiste se nos congela la sonrisa al pensar en el inmenso agujero que el primer presidente con alas de la Historia de España va a dejar en las arcas públicas y en las economías familiares de todos los españoles, por no hablar de las ruinas morales que, con su ejemplo y perversa manera de legislar, dejará en todos y cada uno de los españoles, en los medios comprados, en las voluntades sobornadas, y en los votantes secuestrados.

Cuando el próximo presidente llegue a La Moncloa tal vez deba cruzar el umbral del palacio presidencial con un desfibrilador bajo el brazo y varias botellas de oxígeno

Cuando Mariano Rajoy llegó a la Moncloa descubrió que el agujero económico era muy superior a lo que nos había contado José Luis Rodríguez Zapatero. Cuando el próximo presidente llegue a La Moncloa tal vez deba cruzar el umbral del palacio presidencial con un desfibrilador bajo el brazo y varias botellas de oxígeno. Apenas nos quedan quince días para desprendernos de la enfermedad y ya estamos experimentando los dolores propios de la convalecencia. 

Se habla mucho estos días de la piel del oso y su caza y su venta. Resulta extenuante que con un idioma tan rico en metáforas y frases hechas todos recurramos a la misma. Pero en todo caso el fondo del asunto es que la oposición no ha ganado nada aún, y que la política pop y happy-flower que los inútiles de la derecha intentaron probar hace años en el País Vasco cosechando un histórico fracaso, tampoco va a funcionar ahora, incluso aunque resuciten al mismísimo Chanquete y lo pongan a bailar el Aquí no hay playa de Los Refrescos, vaya, vaya. 

la política pop y happy-flower que los inútiles de la derecha intentaron probar hace años en el País Vasco cosechando un histórico fracaso, tampoco va a funcionar ahora

La broma del verano azul tuvo gracia los cinco primeros minutos. Por lo demás, no tengo el menor interés en los pies desnudos de Borja Semper y todo lo que pido a la oposición es que no pare de zarandear el árbol del Gobierno hasta que caigan todos y cada uno de los melones que cuelgan del mismo. Filtrar ministrables, prometer hasta meter, y demás de caralladas constructivas están muy bien si tienes delante a un político normal con el que confrontar estilos de Gobierno, pero contra Sánchez, la sonrisa más macarra del parlamento, solo cabe la defensa personal, golpear sin descanso, y no dejar respirar ni un minuto a la opinión pública sobre lo único importante para la prosperidad del país: deshacerse del lastre y olvidarlo cuanto antes. 

Como sociólogo de formación, tengo la misma confianza en las encuestas que tú en los filetes de carne sintética de Bill Gates, y haría bien la oposición en compartir conmigo este escepticismo, no sea que, entre sonrisas, abrazos y felicitaciones anticipadas al futuro presidente, se nos asome el abismo de un nuevo Frankenstein y tengamos que vender la histórica y gloriosa nación española en Wallapop a precio de favela paulista.

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