Opinión

Cartas Galicia-Madrid: "Las predicciones de ayer: sol, nubes, o lluvia" y "La tormenta perfecta"

Querido compadre Quero:

Escribo rebosante de alegría porque acabo de leer la predicción meteorológica gallega para los próximos días. Desde el domingo, llegará calorcito inusualmente alto para esta época del año. Nada me hace más feliz. El fenómeno se explica porque, al parecer, el anticiclón va a darse un garbeo desde Escandinavia hasta las proximidades de la Península Ibérica, ejerciendo todo su buen rollito sobre Galicia. Se espera viento sur: solecito y aire africano. Alabado sea Dios.

Se me hace cada vez más difícil entender las predicciones meteorológicas. Antes nos ponían el huevo frito o la nube y poco más. Aquí teníamos a una institución, el hombre del tiempo de la TVG durante muchísimos años, don Santiago Pemán, a quien se le entendía todo a la perfección. Ahora los meteorólogos de los medios compiten por ver quién utiliza palabras más extrañas, quién asusta más, y quién explica de manera más compleja lo que sea que vaya a ocurrir en el cielo. Esto prueba que en ocasiones es mejor no saber demasiado: cuando no teníamos ni idea del tiempo, fallábamos igual que ahora, y era más divertido, porque el pronóstico estaba tan limitado a un icono que actuaba un poco como la combinación ganadora de la lotería. Hoy, para saber si han acertado o no, debes leer varios pliegos donde desgranan el histórico de los fenómenos atmosféricos y ser capaz de interpretar algo del vaticinio final, que nunca se ciñe a las tres cosas que tradicionalmente nos han importado: sol, nubes, lluvia. 

Bah, me estoy haciendo mayor. Cada día más cascarrabias. Parezco tú.

Sea como sea, viene sol y calor a Galicia en abril, se avecinan días de playa y felicidad, y todo lo que parece importar a la prensa estos días es que el Rey Emérito está en Sanjenjo, que es como lo decíamos la gente normal en los 80, y como ahora lo decimos por tocar las pelotas un poco a quienes bajo Xunta pepera nos forzaron al cambio de la toponimia más empleada en cada caso a la toponimia gallega total, por extravagante que sonara. Por lo demás, todo lo que tengo que decirte sobre la visita del Rey Emérito a Galicia es que el hecho de que alguien que vive rodeado del lujo, la ostentación y el espectáculo de un lugar como Abu Dabi elija este trocito de nuestra región para disfrutar de unos días de mar es el mejor reclamo turístico que podrá tener Galicia en varias generaciones, equivalente a todas las campañas turísticas oficiales pasadas, presentes y futuras juntas. 

Y hablando de turismo y éxitos, compadre, quiero hacerte partícipe de una de esas pequeñas alegrías que trae la letra pequeña de los periódicos: el bloqueo al parque eólico de Peña Trevinca, por su elevado impacto ambiental; es asombroso cómo buena parte del progresismo posmoderno consiste en la extra pretensión de salvar el medio ambiente jodiendo el medio ambiente. Al menos sabemos ya de un paraje natural histórico gallego que se va a salvar de terminar convertido en uno de esos cementerios de chatarra giratoria con pájaros muertos a sus pies, que son el sacrificio animal que los dioses del ambientalismo histriónico exigen a diario a cambio de una efímera tranquilidad de conciencia. 

Leo en La Región que los montañeros de Trevinca lo celebran y yo más aún. Ojalá algún día veamos de regreso la cordura sobre esto en toda la nación, y dejemos de estropear en vano los parajes naturales que, junto al riquísimo Patrimonio Histórico, tradicionalmente han convertido a España en un lugar paradisíaco para propios y foráneos.

Mi querido compadre, antes de irme, un chascarrillo madridista: resulta que en Arabia Saudí han pedido el arresto y la deportación de Cristiano por tocarse las pelotas en público. ¡Dios les libre de fichar a Hazard!


Querido compadre Itxu:

Te escribo desde Torremolinos, adonde me han traído mis obligaciones profesionales y también el AVE. Como cabía esperar, esto está lleno de alemanes procedentes del Reino Unido, Francia, Dinamarca, Finlandia… incluso de alemanes de Alemania. Se les reconoce enseguida por el color sonrosadito de la piel y por los calcetines con chanclas que me llevan. Para ellos, esto es el paraíso. Y es que aquí el sol no cae; se tira para hacer daño. Para emplear un lenguaje más acorde a nuestros tiempos diré que la zona padece un fuerte estrés térmico, traducción del coloquial de siempre: “hace un calor de pelotas”. Cuánta razón tienes en que el mayor cambio del cambio climático está en el cambio del lenguaje climático. La tormenta de toda la vida ahora se llama DANA. He descubierto que tal término es el acrónimo de Depresión Asilada en Niveles Altos, que supongo será también aplicable a la situación en la que uno se ve sumido tras un fracaso amoroso macerado en alcohol en la barra de un bar. Cuando la tormenta es persistente, cae agua a cántaros y el viento sopla fuerte, la cosa se llama ciclogénesis explosiva, que bien podría ser el nombre de un grupo de heavy metal. Y cuando el limpiaparabrisas del coche no da abasto y ves pasar ante ti chihuahuas volando junto a ramas de árboles y las olas compiten en altura con las viviendas sociales de Pedro Sánchez, entonces estamos ante un Medicane. Sí, compadre. No es un congreso de médicos. Es un fenómeno meteorológico. MEDIterranean hurriCANE. Así es como han parido el palabro.

Otra fórmula para alterar la tradicional nomenclatura climatológica es la de bautizar las tormentas con nombres de personas. Dicen los entendidos que de ese modo nuestro subconsciente humaniza el episodio atmosférico y hace que no subestimemos su posible efecto devastador. Y esto sí que no lo entiendo. Si se trata de acojonar al personal, no llames al temporal Filomena o Vicenta o Jose Ramón. Llámalo Pablo Iglesias, que eso sí que da miedo de verdad.

Más allá del pánico que produce saber que nos estamos quedando sin hielo en el planeta y discurrir sobre cómo vamos a preparar entonces los gin tonics, lo que más preocupa es la sequía. Ya sé que a ti te espanta la lluvia más que a los gatos, pero es necesaria. Más que necesaria, imprescindible. Hace años deberíamos habernos preparado con un plan hidrológico nacional eficiente. Pero en este, como en el resto de asuntos de interés general, los partidos, lejos de demostrar interés en acordar un pacto de Estado, prefieren un estado de impacto acorde a sus intereses.

A falta de aguaceros naturales, en nuestro país nos ha dado por idear otro de tipo de tormentas. Por ejemplo, el chaparrón de críticas al rey de España por venir a España. Es más, el monarca ha osado ir a Londres a ver un partido de fútbol de un equipo español y esto también ha provocado un vendaval de reacciones en contra: rayos, truenos y centellas. Pero creo que el monarca sabe tanto de regatas como de regates y es impermeable a la lluvia de censuras.

Donde los nubarrones son cada vez más negros es en la sede de Podemos. Con la excusa de Sumar, Yolanda Díaz divide su partido y multiplica sus posibilidades en lo que resta hasta las elecciones. Esta señora es matemática pura. Pero ándese con ojo Pedro Sánchez, no sea que su vicepresidenta favorita se convierta en su alumna más aventajada en el propósito de liderar toda la izquierda y ser la primera mujer presidenta. Es difícil imaginar una persona con más ambición y menos escrúpulos que Pedro Sánchez. Imposible, hasta que ves a Yolanda Díaz aprovechando una tormenta perfecta. 

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