Opinión

Cartas Galicia - Madrid: Iceta desvela el truco de magia a los jóvenes

Itxu y Quero.
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Itxu Díaz: Iceta desvela el truco de magia a los jóvenes

Querido compadre Quero: 

Recibo con alegría la noticia de que la semana que viene honrarás a Galicia con tu visita. No estoy seguro de que me dé tiempo a contratar a los cien gaiteiros de Fraga, pero al menos ya he puesto en guardia a mis camareros de confianza para que hagan pedidos extra de marisco y albariño, y he avisado también al Seprona de tu posible aparición por los arenales gallegos. No sea como la última vez que te invité a la playa en Ribadeo, que te pusiste a tomar el sol y, como no te cuidas nada, vino un equipo de biólogos de la Xunta y te devolvió al mar. 

Llegas a tiempo además para uno de los días más festivos de España, y por supuesto de Galicia, el 15 de agosto, semana en la que millones de pulpos se esconden en sus búnkers ante el subidón de consumo festivo de los gallegos. Pulpo, empanada, almejas y mejillones, y unas nécoras del tamaño del ego de Pedro Sánchez, circulan por Galicia en torno al 15 de agosto a la velocidad de la luz, en honor a la preciosa fiesta mariana y marinera de la Ascensión. Conociendo tu pasión por menear el bigote, solo comparable a la de Carlos Herrera –¡que no sé dónde mete lo que come!-, estoy convencido de que no has elegido la fecha de tus vacaciones gallegas al azar.

Lamento interrumpir un instante el idilio vacacional, pero necesito contarte que esta semana el Gobierno me ha devuelto a la adolescencia. Como lo oyes. Definitivamente la política puede llegar a rejuvenecerte, cualquiera puede ser ya tan joven como Javier Arenas. No se trata de ninguna loción especial ni nada eso. Verás: estoy tan cansado de que me digan lo que tengo que hacer, lo que tengo que pensar, lo que tengo que comer, lo que tengo que decir, las luces que puedo encender, los coches que debo comprar, y la temperatura en la que puedo vivir, que me he declarado en constante y total rebeldía. Después de leer el BOE con las medidas de ahorro energético, encendí todas las luces y electrodomésticos de casa, y ya no los he apagado desde entonces, ni siquiera por la noche, que están los vecinos contentísimos con el festival de Mozart que ofrecen mi lavaplatos y mi lavadora rugiendo toda la madrugada. Y sí, verás qué risa cuando llegue la factura pero, qué coño, que me quiten lo bailado, como diría Iceta. 

A propósito del ministro de Cultura. Te divertirá saber que el Gobierno está regando a posibles votantes con premios que pagamos tú y yo –y nuestros amables lectores-. Uno de ellos es el de 400 euros para que los jóvenes se lo gasten en cultura, algo que para los socialistas incluye podcast y videojuegos y espectáculos en vivo, siempre y cuando el espectáculo no sea taurino. No sé qué me da que lo gastarán en videojuegos antes que en asistir a tus obras de teatro o en comprar mis libros, pero eso es lo de menos.

Lo interesante es que cualquier observador no demasiado audaz podría relacionar la cercanía de citas electorales con esta ingeniosa iniciativa, pero, para facilitar que los jóvenes menos inteligentes puedan interpretar el mensaje, el ministro de Cultura decidió publicar un tuit a calzón quitado: “¿Tienes 18 años? Además de votar, puedes disfrutar los 400 euros del Bono Cultural Joven”.

Lo que desvela el tuit, más allá de dejar al desnudo el chasis moral del sujeto, es el verdadero concepto que el Gobierno tiene de los jóvenes. Los sabe idiotizados por los medios de comunicación, masivamente en manos de progresistas y deudores del Gobierno, y por la devaluada evaluación educativa, pero tal vez tan, tan idiotizados que llegan incluso a temer que sean incapaces de captar la sutileza electoralista de los 400 euros por sí solos, y necesitan sacar a Iceta a desvelar abiertamente que se trata de una oferta de compra-venta de esclavos que incluye un contrato de permanencia de 4 años. Sublime. 

Javier Quero: Lumbreras sin luces

Querido compadre Itxu:

Descubro con alborozo en tu carta que estás en plena efervescencia rebelde y a punto de levantar barricadas con los electrodomésticos de tu casa. Pero por favor, la nevera ni tocarla. Efectivamente, esta semana me propongo visitarte en Galicia, así que déjate de gaitas y mantén la cerveza fría. Desconozco si el Gobierno ya ha dictado también normas sobre la temperatura a la que hemos de tomar las cañas. Para mí, cuatro grados es un punto idóneo. Y el pulpo con cachelos, un acompañamiento perfecto, siempre que se tome con moderación, nunca más de un pulpo entero por cada vaso de cerveza.

Con lo que le preocupa a Pedro Sanchez la electricidad, es normal que se le den bien los enchufes. Lo ha vuelto a demostrar convirtiendo a su ex jefa de prensa en directora del Hipódromo de la Zarzuela de Madrid, con un sueldo de 115.000 euros al año. Ser responsable de las relaciones del presidente del Gobierno con los medios de comunicación supone mucho trote. Hasta ahí la experiencia de esta señora en la hípica. 

Lejos de atemperar los ánimos, los secuaces de Sánchez siguen caldeando el ambiente con todo tipo de medidas. Sobre las de ahorro energético, te diré que los Ayusers (como se conoce a la escolta política de Ayuso) están estudiando el modo de burlar el decreto que pretende apagar los escaparates y ya han encontrado un resquicio legal: el texto no recoge cuánto tiempo han de permanecer a oscuras. En conclusión, que un comerciante que apague la luz durante solo diez segundos al día no podrá ser sancionado. Parece que en Moncloa están haciendo sobrados méritos para pasar a la historia como el Ejecutivo con menos luces.

Lo peor de las ocurrencias gubernamentales no es su enorme capacidad para idear chorradas, sino tenerlas que sufragar de nuestro bolsillo. Te noto preocupado por que vayamos a pagar 400 euros a quienes este año cumplan los 18. Fíjate qué cosas, yo pagaría por cumplirlos.

Cuento las horas para mi visita a tierras gallegas. Ahora mismo te escribo desde una playa levantina donde se encuentran veraneando la mitad de los ciudadanos de Madrid, o sea, unos dos millones de personas. Se trata de una playa inclusiva, es decir llenita de cuerpos no normativos, que es como denominan los pedantes a la gente normal. A mi alrededor diviso gordos y gordas. De algunos se podría decir que están a punto de obtener su titulación oficial de Buda. Yo mismo estoy haciendo méritos para aspirar a tal honor en estos días. Pero también me rodean calvos, miopes, desdentados y algunas pelambreras sobaqueras en perfecta armonía con el paisaje. Todos parecen muy concienciados con la necesidad de ahorro de energía, pues nadie en toda la playa lleva corbata. Pero lo que más me llama la atención es que todos han, hemos, accedido al arenal sin el menor problema y nadie parece escudriñar a nadie con el menor atisbo de censura en sus ojos. ¿No es increíble? Creo que la ministra de Igualdad sería feliz aquí al comprobar que aún quedan lugares en el mundo donde la gente convive con plena libertad de movimiento, ajena a los cánones de belleza del heteropatriarcado, las multinacionales y lo físicamente correcto. De hecho, creo poder hablar en nombre de un amplio grupo de bañistas al afirmar que no nos importaría nada acoger entre nosotros y nosotras alguno de esos cuerpos esculturales, émulos de Apolo y Afrodita, a quienes se suele aludir con el nombre menos científico de tío/a bueno/a o macizo/a. Pero ya te digo, no hay. Creo que en esta playa los lumbreras de Igualdad encontrarían miles de modelos para su próxima campaña de propaganda sin recurrir al robo de fotos en la red, sin necesidad de retoque alguno y, estoy seguro, muchísimo más barata que la última.

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