Opinión

Cartas Galicia-Madrid: "Todos a la calle" y "Los últimos machistas"


Querido compadre Itxu.

¡No sabes cómo está la calle! De bote en bote. No cabe un alfiler. Y más que se llenará aún. Según parece, hemos decidido vaciar las cárceles y lo que antes era un delito de sedición ahora se quedará en desorden, vamos, poco menos que un botellón que se te va un poco de las manos. Lo mismo que el de malversación, que va camino de tipificarse como despiste monetario. Este último hay que acabar de perfilarlo porque, según el Gobierno, la malversación es como el colesterol, lo hay bueno y malo. Todo dependerá de en qué te gastes el dinero público robado. No es igual comprarse un deportivo, que contamina muchísimo, que maniobrar para cargarse el Estado y la soberanía nacional, que en lugar de delito puede considerarse un mero acto de travesura institucional. Ya se sabe que la Constitución es como el catálogo de Ikea: raras veces sus artículos se parecen al resultado final. Es de prever que Puigdemont vuelva a casa por Navidad y se coma el turrón con el resto de independentistas que destinaron el dinero de todos al separatismo de algunos. En realidad, salvo él, el resto ya estaba en la calle gozando del indulto del Gobierno. Y ahora saben que si convocan un nuevo referéndum ilegal no volverán a pisar una celda.

Por si no fuese suficiente, docenas de agresores sexuales han avanzado unas cuantas páginas su calendario carcelario y en breve saldrán de prisión. Algunos ya lo han hecho. La culpa no es del Gobierno, que todo lo hace bien. Ni mucho menos de la ministra de Igualdad, que todo lo hace mejor y cuenta con el apoyo incondicional de su jefe, Pedro Sánchez, que todo lo hace mejor que mejor. La culpa es de los jueces que, como todo el mundo sabe, son todos machistas, de derechas, taurinos y del Real Madrid. ¿Y las juezas? ¡También! Así de simple. Menos mal que tenemos a Irene Montero para instruirnos cuando los ciudadanos de a pie, pobres mortales, ignorantes e ignorantas, no entendemos que vaciar las cárceles de violadores sirva para proteger a las mujeres. Aún así, puede que la ministra ceda y acceda a cambiar algo de la ley. Puede ser el contenido o puede ser el nombre, pasando de llamarse ley de “solo el sí es sí” a ley de “solo el sí es quizás”.

Espero que estas rigurosas acciones del Gobierno socialista-podemita valgan para disminuir la saturación de las cárceles del Pais Vasco donde, a fuerza de trasladar terroristas condenados desde otros centros de España, ya no cabe ni un pasamontañas más. Es lo que tiene pactar con la gente de Bildu, que son la bomba.

No pensaba yo que cuando Pedro El Guapo y su corte de asesores aseguraban que había que ganar la calle se referían a esto, a llenarla vaciando las cárceles. Es probable que sea solo una maniobra para hacer sitio en prisión a los auténticos enemigos de España, empezando por Ayuso, presidenta de Madrid responsable de la crisis que azota a España. Y con ella, un buen número de maleantes que campan a sus anchas, como los periodistas críticos con el el Gobierno, los transportistas que hacen huelgas para matar de hambre a la gente, los que ponen la calefacción en invierno y el aire acondicionado en verano para cargarse el planeta, los que tengan una casa vacía sin alquilar impidiendo el acceso al resto a una vivienda digna, los propietarios de hámsteres y otras mascotas, culpables del incremento de especies invasoras en nuestro hábitat y, por supuesto, los jueces. Los jueces aplican mal adrede las leyes que con tan buena intención y mejor criterio diseña nuestro Gobierno. El dilema puede ser en ese caso quién juzgará a los jueces. Pero no hay problema, para eso está el Gobierno.


Querido compadre Quero: 

Saludos desde mi Galicia, que es tuya, a tu Madrid, que es mío. Esta semana el Gobierno ha logrado el combo, el repóquer y la chochona. Sánchez debería escribir ya su nuevo libro: Cómo armar un escándalo tan grande cada día que haga olvidar el del día anterior. Las noticias nos han dejado helados. Cada vez tengo más claro que la política es el arte de morirse de frío. Están saliendo los violadores de la cárcel como si fueran estrellas del rock, y alguno está considerando incluso pedir indemnización por el tiempo de más que han tenido que pasar en el trullo. Entre etarras excarcelados, criminales importados, y agresores sexuales en libertad, se está poniendo la calle tan peligrosa que el sitio más seguro hoy es la cárcel. Considera que tal vez debamos atracar un banco, defraudar a Hacienda, o comprarnos un coche de gasolina; hay que pensar algo salvaje que nos permita ingresar en prisión y ponernos a salvo del lumpen que inunda nuestras ciudades.

El Gobierno en bloque es, oficialmente, un adolescente: primero inventa una ley caprichosa y descabellada, después se aplica su ley, y entonces se cabrea porque se aplica su ley. Y en las redes las campañas hinchadas por los trolls pagados por los partidos piden al fin dimisiones. ¿Se lo piden a Montero? ¿A Sánchez, tal vez? No. A Díaz Ayuso. 

En cuanto a lo que comentas de la presidenta de la Comunidad de Madrid, existe una larga tradición: si lo piensas, hace ya años que la izquierda arremete con beligerancia inusitada contra cualquier mujer que asciende al liderazgo del PP en Madrid. La difama, la humilla, la trata de enferma mental, la escrachea, editorializa contra ella, la insulta. Aguirre, Cifuentes y Ayuso. Hemos visto esta película. No soportan el liderazgo de la derecha en Madrid, pero sobre todo, no soportan que ese liderazgo lo ejerza una mujer. 

A estas alturas, quien dude de que el último reducto de machismo que queda en la sociedad es la izquierda, es que no quiere enterarse. Sueltan a los violadores, tutelan a las mujeres como si fueran imbéciles, y le hacen la vida imposible a cualquier chica que destaque en otros partidos; con los hombres no se meten. Ni con Gallardón, en su día, ni con Almeida hoy. Con Ayuso, sí. Y un dato que corrobora lo que te cuento: el insulto más repetido de la izquierda contra Ayuso no es “fascista” sino “¡loca!”. ¿Alguna vez has escuchado a las izquierdas llamar “loco” a otro político? No. Porque las connotaciones de “loca” en femenino son muy diferentes. El tufillo machista de “loca” hace que su discurso sobre la mujer caiga como un castillo de naipes. No les importa. Jamás les ha preocupado la mujer, solo los votos. 

Mi admirado compadre, algo más alegre: el jueves que viene, 24 de noviembre, tengo el privilegio de presentar a mi querida Bea Manjón en Ourense, en el Foro La Región. Charlaremos de la vida, de su novela, del columnismo, de literatura, y de lo que se tercie. Y te echaremos de menos. A ver si pronto te animas tú también y buscamos alguna excusa para reunirnos en Galicia con nuestros lectores. Como no tenemos libro, ni película, ni prototipo de aeronave espacial que presentar conjuntamente, podíamos presentarnos el uno al otro, que es algo muy socorrido; eso o presentar la película de otro, que no sería la primera vez. Es tu especialidad: no creas que he olvidado que la última vez que presentaste un libro mío, con toda tu desfachatez y el público en el bolsillo, terminarse tú estampando autógrafos en mi propia obra a la distinguida audiencia, mientras yo yacía sedente, solitario, y con la mirada perdida en una esquina, girando mi bolígrafo con una mezcla de intranquilidad y melancolía.

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