Opinión

Cartas Madrid-Galicia: " Impuestos por sus puestos, por supuesto" y "Eso, eso, ¡qué paguen los ricos!"

"Impuestos por sus puestos, por supuesto"

Querido compadre Itxu:

Que dice Ayuso que va a bajar los impuestos. Lo dice Ayuso y el resto de presidentes autonómicos donde gobierna el PP solo o en compañía de otros. Así que supongo que en Galicia también os toca algo. La ofensiva pepera para reducir la presión fiscal ha provocado escenas de pánico en La Moncloa. La reacción de la ministra de Hacienda ha sido inmediata. ¡No sabes lo que ha dicho! Bueno, ni lo sabes ni lo sabrás porque no hay quien entienda a esta señora cuando habla. Pero por sus gestos parece que no le ha gustado la propuesta. El Gobierno central quiere subir más aún los impuestos, por supuesto, por sus puestos. Y todo lo que sea bajarlos les parece anti patriota.

En España no es difícil escuchar a alguien de izquierdas asegurar que lo patriótico es pagar impuestos. Cuantos más mejor. Sí, yo tampoco lo entiendo. Me lo han explicado varías veces, pero no lo cojo. Estoy preocupado por esto. Al final va a resultar que no soy tan de izquierdas como yo pensaba porque mi aversión a los tributos públicos crece exponencialmente al comprobar en qué y cómo se gastan mi dinero. ¿Patriotismo o patrimonio? Misma raíz, distinto significado.

Las grandes barbaridades suelen justificarse con grandes conceptos. La patria, la libertad, incluso la paz. No sería la primera vez que se declara la guerra en nombre de la paz. Pues igual pasa con los impuestos, bálsamo de fierabrás para sostenimiento de una estructura insostenible de administraciones, instituciones, organismos y empresas públicas que no necesitamos, sufragadas con el dinero que no tenemos. Ya sabes lo que viene ahora. Basta que los del PP hayan prometido bajadas de impuestos para que los del PSOE hayan anunciado subidas de impuestos. Lo que haga falta para atender la voracidad recaudatoria de este Estado del bien estar que bien no está.

Librarse de este infierno fiscal es casi más difícil que escapar de Rusia. Ya sabes que Putin ha llamado a filas en lugar de llamar a Zelenski y arreglar lo suyo. El llamamiento patriótico del inquilino del Kremlin para que sus conciudadanos tomen las armas ha hecho que tomen otra cosa: las de Villadiego. De pronto, a los rusos les ha dado por irse de vacaciones con billete solo de ida. También sufren una epidemia de caídas tontas en la bañera que está provocando fracturas óseas que les impiden incorporarse al ejército, como sin duda sería su deseo. ¿Patriotismo o patrioterismo? Misma raíz, distinto significado.

Sólo veo una solución al conflicto internacional: convencer a Putin de que abandone y lo contraten como nuevo villano en la próxima película de James Bond. Seguro que lo borda. No ha de aprenderse guion alguno, basta con que sea él mismo amenazando con apretar el botón nuclear. Claro, que para eso, primero hay que encontrar al nuevo James Bond. Esta semana, la productora que realiza esta serie de películas ha anunciado que está buscando actor para que interprete al agente secreto menos secreto del mundo. Yo me lo estoy pensando. Rodar en los escenarios más exóticos del planeta, tomando martinis con vodka y rodeado de un cortejo de modelos despampanantes es una idea que no me disgusta. El problema es el dinero. Yo ya he dicho que más de 3.000 euros no puedo pagar.

Desde pequeño me han entusiasmado las películas de James Bond. Ese glamour, esa elegancia… y esos inventos que formaban el kit del espía perfecto, que en su día creíamos inverosímiles y que actualmente ya llevamos todos incorporados en el móvil… Hoy, lo que más me llama la atención del personaje es su enorme parecido con el Ministerio de Hacienda: los dos tienen licencia para matar. Y ambos lo hacen en el nombre de la patria.

 

Eso, eso, ¡que paguen los ricos!

Querido compadre Quero:

 

Si tu, esférica la figura, puedes ser James Bond, yo puedo fichar como delantero centro por el Real Madrid. No me llames iluso, porque tenga una ilusión, ya sabes. Para hacer de 007 tendrías que ponerte a dieta, hacer pesas todo el día, y embutirte uno de esos trajes oscuros y que no parezca que acabas de robarlo. Apuesto a que al segundo día renunciarás al papel y te embutirás un buen cachopo al amanecer, así para abrir boca, y utilizarás las pesas para abrir a golpes botellines de cerveza.

Otro que sueña con ser James Bond es Pedro Sánchez, que acaba de anunciar con gran pompa en Nueva York que presentará su candidatura a presidir la Internacional Socialista, que no recuerdo lo que es, pero sospecho que se trata de una señora muy roja que sabe hablar varios idiomas.

Conociendo al personaje de La Moncloa y su trayectoria, te resumo lo que va ocurrir: presenta su candidatura, no lo quiere nadie, lo dejan de lado, hay una votación y la pierde, se arma un gran escándalo, dimite y se retira de la política para siempre, regresa citando al Cid a los dos meses, pide otra votación secreta detrás de una cortina, pone a los suyos a meter votos a manos llenas en la urna, y sale vencedor, y se convierte en presidente de la Internacional Socialista contra todo pronóstico, mientras los demás candidatos, confusos y deprimidos, desaparecen de la vida pública, y los que les apoyaron son purgados de la organización en menos de una semana. Anota esto que te digo, que me juego una cena en Lucio.

Por otra parte, tras el flamante anuncio, me llegan noticias de que hay gran alivio en el Vaticano al conocer que Pedro Sánchez luchará finalmente por hacerse con la presidencia de la organización socialista, lo que le separa siquiera temporalmente de la posibilidad de ocupar la cátedra de San Pedro.

Por lo demás, compadre, tu pronóstico sobre los impuestos se ha cumplido en tiempo récord. A las bajadas fiscales del PP ha respondido el Gobierno con nuevos impuestos. Como están desbordados y todo lo que hacen solo empeora la situación económica del país, han decidido dejar la política fiscal en manos de los ministros comunistas; una idea tan brillante como regalarle una botella de Zacapa a un alcohólico.

Por supuesto, lo primero que han hecho es anunciar un nuevo impuesto a los ricos, que los socialistas dicen que será temporal y los comunistas claman porque sea permanente. Es decir, los del PSOE anuncian una oleada de atracos, y los de Podemos los quieren institucionalizar. Nada nuevo. Sánchez ya es como el amigo manirroto que se lo gasta todo y, en vez de contener su sangría de billetes para ajustar sus cuentas, decide mantenerse a todo tren, incluso incrementando gastos, a costa de pedirlo prestado a otros que viven austeramente o trabajan más y mejor, sin ninguna intención de devolvérselo.

Nada levanta más y más ordinarias pasiones en la masa que la promesa de gravar a las grandes fortunas. Desde tiempo inmemorial las izquierdas han hecho toda clase de demagogia con ese robo, que no es otra cosa, que sangrar a impuestos a los ricos es, al final, castigar su prosperidad y su trabajo, a menudo para premiar al que no ha dado palo al agua. Quizá eso explique por qué los ministros comunistas simpatizan con el vago y odian al que trabaja y gana dinero.

Pero es que, además, todo eso podríamos valorarlo en el caso de que fuera cierto. En realidad, no lo es, por supuesto que no serán los ricos los que paguen la subida fiscal. La mejor explicación a esa bravuconada del Gobierno, el enésimo intento socialcomunista por alabar la miseria y desatar la fobia al rico, nos la dio el genial P. J. O’Rourke cuando el presidente de Estados Unidos trató de hacer algo similar; así lo resumió el satírico americano: “La buena noticia es que, según la administración Obama, los ricos pagarán todo. La mala noticia es que, según la administración Obama, tú eres rico”.

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