Opinión

Cartas Madrid - Galicia: Próxima parada: Moncloa

Querido compadre Quero:

¡Brindo por el éxito de los vinos de la Ribera Sacra! Para ello voy pidiendo que me sirvan otra remesa, pues las últimas 600 botellas que me quedaban me las acabé la semana pasada. También te confirmo que, a pesar de mi apetito, jamás me tragaré nada procedente de la cocina del CIS. Sus cálculos estadísticos son tan engañosos que prefiero los de riñón. Con un sondeo en la mano, Tezanos podría demostrar que tú mismo tienes cada día más pelo en la cabeza, desmintiendo así el obstinado reflejo de los espejos a los que podrías tachar de manipuladores, como hace Pedro Sánchez con los medios no afines.

Para defender una posición armado de razón es preferible erigirse en portavoz de la calle. Es lo que ha hecho la ministra de Justicia asegurando que va en el Metro y escucha a la gente preocupada por la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Animado por tal afirmación, esta semana me atreví a comprobarlo. Antes de nada, reconozco que no soy usuario habitual de este medio de transporte tan popular en Madrid. Así que lo primero fue encontrar una boca de Metro, esto fue fácil, y sacar un billete, esto fue difícil; principalmente porque las taquillas de toda la vida fueron sustituidas por máquinas expendedoras y mi relación con las máquinas no es especialmente fluida. No obstante, en menos de media hora de aporrear botones, intentando descifrar las instrucciones, conseguí mi billete y accedí a uno de los convoyes sin más pretensión que descubrir los temas de conversación de la gente en el Metro. ¡Menudo chasco, compadre! Ni un solo pasajero hablaba del Consejo del Poder Judicial, básicamente porque ninguno hablaba de nada. La realidad es que quince de cada diez viajeros interactuaban con su móvil absortos en la pantalla. Todos en silencio. El nombre de la estación de origen me pareció premonitorio: Callao. Como no me rindo, cambié de línea, convencido de haber elegido la equivocada. Doce veces cambié de línea. Después de tanta línea, solo me faltó cantar bingo. Recorrí unas 214 estaciones y otros tantos kilómetros de raíles. Y nada. En cierto momento observé una joven parejita sentada, manos entrelazadas, y pensé que de algo hablarían, pero cada uno sostenía en su otra mano el teléfono, igualmente abstraídos en sus respectivas pantallas. Quizá wasapeaban entre ellos, pero hablar, lo que se dice hablar, ni mu. También coincidí con un grupo de amigos que entraba en el vagón en animada charla y avancé hasta ellos discretamente para espiar su conversación. Mas, oh sorpresa, en cuanto el tren arrancó, cada uno fijó su mirada en el dichoso móvil sin volver a abrir la boca. Por un momento tuve la sensación de que todo el mundo me censuraba con la vista al ser yo el único sin móvil ante la cara y, llevado por la presión del grupo, acabé sacándolo del bolsillo imitando al resto.

Nueve horas después, las únicas palabras que escuché fueron las de unos guiris que me preguntaron cómo podían llegar a Embajadores y les contesté que estudiando Diplomacia. Lo de Embajadores resultó ser el nombre de una estación y los guiris resultaron ser grandes conocedores de la lengua castellana, al menos en el campo del insulto malsonante. Aparte de eso, mis oídos solo escucharon la voz metálica de la megafonía anunciando las estaciones del trayecto. Próxima parada: Ventura Rodríguez, próxima parada: Argüelles, próxima parada: Moncloa. Entonces caí. La próxima parada debería ser la ministra que, como el resto del Consejo, ya no sabe qué inventar para sostener sus argumentos y mantenerse en el cargo. Claro, que siempre puede encontrar una encuesta de Tezanos que la avale.

Querido compadre Itxu:

Hace ya varias semanas que partiste de vuelta hacia Madrid, pero los ecos de tu visita gallega de este pasado mes de agosto siguen trufando de titulares asombrosos el periódico día tras día. Leo ahora con una mezcla de estupor y alegría la noticia de que la Denominación de Origen Ribeira Sacra ha logrado vender en esta campaña 36.494,01 hectolitros de vino, el equivalente a casi cinco millones de botellas. Aunque sabes que alabo tu buen gusto, tu buen vivir, y tu pico fino, mi consejo es que no te las bebas todas en la misma cena.

Por seguir en el mismo terreno de las cosas del comer y del beber, no pierdas de vista el nuevo restaurante CIS que sospecho va a abrir José Félix Tezanos, la mejor cocina de todo Madrid. En su última prueba de carta, versión sociológica de Pesadilla en la cocina, mi antiguo profesor de los años universitarios ha tenido la feliz ocurrencia de mezclar vanguardia y tradición, con ese descaro y esas alucinaciones lisérgicas tan celebradas en la gastronomía contemporánea. 

En una atrevida apuesta por la cocina explosiva, Tezanos combina la vanguardia, ese espíritu contracorriente que le otorga el hecho de ofrecer resultados que contradicen a todas las demás encuestas, con la tradición, que en su caso es de reconocida militancia socialista, bien pagada casi siempre, y que le lleva ahora a colocar al PSOE como hipotético ganador de las elecciones con 0,7 puntos por encima del PP, corrigiendo así el plato fallido que sirvió el pasado mes de julio, cuando concedió a los populares una ventaja de casi dos puntos sobre los socialistas en intención de voto y el Consejo de Ministros amenazó con una huelga de tenedores caídos.

Como nuestro chef no es demasiado escrupuloso, ofrece a los comensales españoles ese menú de excepción en el mismo documento en el que su propio barómetro admite que un 70% de los españoles considera que la situación económica de España es “mala” o “muy mala”. Lo que nos sitúa ante la disyuntiva de pensar que a Tezanos se le pasó el arroz con la encuesta de intención de voto, o bien que los españoles son masoquistas, y ante una situación económica catastrófica, deciden seguir votando en masa al mismo Gobierno que se encarga de garantizar que todo lo que pueda seguir yendo mal, seguirá yendo mal. 

Por si no tuviéramos bastante con el aperitivo y el primer plato, que exige ya tragaderas modelo Obélix, Tezanos se reserva para el postre el hundimiento de Vox, algo que nuevamente solo recoge su encuesta del CIS, y que sospecho que obedece más bien a un oscuro deseo del todopoderoso que financia su nuevo restaurante que algo que pueda acercarse mínimamente a la realidad. 

Sospecho que Tezanos podría convencer a su clientela si el desastre de gestión del Gobierno no fuera tan cantoso. Estos días hemos conocido la verdadera cara de la estúpida y demagógica reforma laboral con la que Yolanda Díaz presume de haber eliminado la temporalidad. Como su norma ha puesto todas las trabas del mundo al contrato temporal, las empresas que necesitan trabajadores por un periodo corto de tiempo, han tenido que buscar en el “periodo de prueba” la puerta trasera para hacerlo. ¿Quién lo iba a sospechar? De ese modo, la brillante gestión de la ministra de Trabajo, la que ahora está tan ocupada haciéndonos la compra, ha provocado que los despidos por no superar el periodo de prueba crezcan un 900% en España entre julio de 2021 y julio de 2022. Y en general, todos los demás tipos de despedido crecen entre un 170% y un 320% en el mismo periodo.

En mayo, la ministra, con euforia nada contenida, decía que la reforma laboral estaba arrojando “datos espectaculares”. Y tal vez no nos estaba mintiendo, porque verdaderamente lo son, aunque el espectáculo esté siendo dantesco. 

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