Opinión

Año Mariano

En el 50 Aniversario de la Coronación canónica de la imagen de la Virgen de los Milagros celebraremos en la diócesis un Año Mariano. Si los creyentes acostumbramos a mirar a María como camino y ejemplo que nos acerca a Dios, de manera especial queremos hacerlo durante este tiempo que transcurrirá, desde el próximo 8 de septiembre, hasta el mismo día de 2015. Rogamos para que sea un tiempo de gracia y conversión. Necesitamos convertirnos si queremos conseguir una conversión pastoral, un cambio de estructuras y mentalidad, salir de nosotros mismos y abrirnos a nuestros contemporáneos y trasmitirles la noticia de que solo el Evangelio puede transformar el corazón y la vida entera de los que buscan.

Un Año Mariano conlleva compromisos personales y comunitarios reflejados en proyectos de vida, de tal modo que cualquier actividad que realicemos deberá centrarse en María, Madre y Maestra de fe. Todos los encuentros eclesiales que acostumbramos a realizar en el curso queremos celebrarlos en el santuario de los Milagros. Allí viviremos los acontecimientos ordinarios y extraordinarios de la Iglesia diocesana. Hacia esa “casa de la Virgen”, que es lo que son los santuarios, peregrinaremos, en espíritu o físicamente, y allí encontraremos paz para nuestro corazón inquieto; ámbito sacro para acercarnos a Dios a través de los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía; pequeño “Tabor” en donde se nos transfigurará el rostro de Dios y seremos capaces de encontrarlo en quienes nos rodean, de manera especial en los más necesitados.

Para ayudar a todos, se establecerán lugares de la Diócesis en donde se puedan obtener las indulgencias para nuestro bien o para el de nuestros difuntos. Además de la Catedral, todos los santuarios marianos de nuestra Diócesis, así como los templos parroquiales con santuario dedicado a la Virgen serán lugares santos para obtener las gracias que la Iglesia nos concede. 

Para obtener esas gracias que el Señor nos ofrece es necesario moverse en la dinámica de la gracia de Dios y participar en un acto en Los Milagros o en cualquier otro templo de los establecidos; leyendo, en comunidad o particularmente, de forma meditativa o como lectura espiritual, la Biblia, o algún documento del Vaticano II, y haciendo alguna obra de caridad, etc. 

Con el lema "Ourense en misión con María" se quiere salir al encuentro de manera especial de aquellos bautizados que abandonaron la fe, o porque no la cuidaron, o bien porque le decepcionó el comportamiento observado en alguno de los creyentes; también a aquellos que están abiertos a la verdad pero todavía no han encontrado al que es el Camino, Verdad y Vida. Se nos invita a salir de nosotros mismos para ser esos discípulos misioneros que el mundo necesita.
 

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