Opinión

La Iglesia es una familia

Los acontecimientos que hemos vivido últimamente en nuestra Iglesia Diocesana nos han llevado a trasladar la Jornada de la Iglesia Diocesana a mañana, domingo 21 de noviembre: Fiesta de Jesucristo Rey y Señor del Universo.

A los sacerdotes y a todos los demás fieles que vivís vuestra fe en estas tierras os ruego que hagáis esta jornada no sólo pensando en resultados económicos ¡que también son muy necesarios para el funcionamiento de nuestra Diócesis!, sino que es una ocasión propicia para llevar a cabo una catequesis sobre la Iglesia misma y revitalizar nuestra conciencia de pertenencia a esta gran familia que todos debemos sentir como casa propia, como nuestro hogar. En realidad el lema de este año: “Somos una gran familia contigo”, nos da la clave para entender mejor a la Iglesia y sentirnos, no solo implicados en su marcha, sino también, parte de ella.

Desde fuera llama la atención que una Diócesis como la nuestra, en la que encontramos tantas manifestaciones religiosas y tantas experiencia de fe bien vivida, a la hora de sentir a la Iglesia como casa propia no se refleje en la colaboración de muchos de nuestros fieles, incluidos, también, los sacerdotes y religiosos.

Es necesaria una catequesis constante para hacer descubrir a todos que la Iglesia es una gran familia, que todos debiéramos de considerar como nuestra; tras ella se encuentran tantas necesidades que cubrir: reparación de templos, arreglo del patrimonio histórico-artístico, mantenimiento de nuestros seminarios, y otras muchas actividades que dependen directamente del obispo y no se puede llegar a responder a tantas solicitudes.

En este día de Jesucristo Rey y Señor, hablemos de la realidad de la Iglesia, nos puede ayudar lo que ha sido motivo de reflexión en nuestro Sínodo: caminar juntos, caminar unidos. La Iglesia es una gran familia que todos formamos y en ella aprendemos a descubrir que con ayuda de todos, aunque sea poca cosa, se pueden conseguir grandes logros. Si no colaboramos, ni participamos tampoco podemos esperar que nos ayuden cuando tengamos necesidad, porque no se tiene con qué responder.

Nuestro Sínodo, del que ya hemos comenzado su fase postsinodal, nos quiere ayudar a descubrir la belleza de esta gran familia a la que le debemos tanto y sin la cual perderíamos esa perspectiva de esperanza que nos ayuda a dar sentido a nuestra existencia en este mundo. No podemos olvidar, además, que en la Iglesia, a pesar de estar formada por pecadores, también resplandecen los méritos de sus mejores hijos que son los santos y, de manera especial Jesucristo. Nos podemos olvidar que el rostro visible de Jesus es la Iglesia, amémosla y ayudémosla en sus necesidades. ¡Cuento con vosotros! No os olvidéis, la Iglesia es una gran familia que cuenta contigo.

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