Opinión

26-J: Ojalá tengamos utópicos y estadistas

No hablo de la utopía que describe Platón en sus diálogos en “La República”, con una sociedad idealizada pero elitista; más cerca está la expresada por Tomas Moro en su obra “Libro del estado ideal de una república en la nueva isla de Utopía”, donde muestra un gobierno que tiene todo perfectamente determinado. Tenemos la idea de que es algo inalcanzable, y por ello la dejamos y no intentamos lograrla. Esto lo expresa bien Yoshihiro Francis Fukuyama en "El fin de la Historia y el último hombre", con su polémica tesis, tras la caída el muro de Berlín, de que las ideologías ya no son necesarias y han sido sustituidas por la economía. No creo que haya sucedido, aunque los partidos han arrinconado prácticamente la defensa de los más desfavorecidos, y ni tan siquiera la sustituyen, salvo en palabras, por lo que definieron en sus libros Saint-Simon, Charles Fourier y Robert Owen en defensa de esas personas, muy alejada de la llevada a la práctica por Lenin prevista en “El Estado y la Revolución”, cuando dice: "La república democrática es la mejor envoltura política de que puede revestirse el capitalismo". Pienso que la más cercana y real la escribió Anatole France: “La utopía es el principio de todo progreso y el diseño de un futuro mejor”.

Debemos ser utópicos, huyendo del populismo y demagogia como lo define la RAE: “Práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular. Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder”, que es lo que están vendiendo, cuando lo que la ciudadanía quiere, desea y sobre todo necesita es que resuelvan sus problemas para ser iguales, solidarios, llegar a final de mes, que sus hijos tengan una educación a nivel europeo, con una sanidad pública sin listas de espera, trabajar con un salario digno y duradero, que los autónomos accedan a préstamos asequibles, la reducción de la estructura del Estado, no aforados, separación de poderes, nueva ley electoral… cambio de la Constitución. Para ello necesitamos estadistas que vean más allá de una legislatura y antepongan las personas al partido.

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