Opinión

Cuidado con la carne que comemos

Pasamos de demonizar a los productos fósiles (petróleo, gas, carbón…) a hacerlo con animales como los vacunos, cerdos… y lo fabricado a partir de ellos. Se inició el proceso hace unos años con las flatulencias que expulsaban metano de los dinosaurios saurópsidos, que según algunos estudios fueron los causantes de su desaparición por el cambio climático que se produjo. Hace pocos años se continuó con esas mismas flatulencias de los actuales bovinos y el peligro que encierran, para decirlo, como escriben en el estudio demográfico y lo publicado en un artículo en “Science”, las compañías cárnicas son la amenaza que tenemos para que el cambio climático previsto sea una realidad.

El informe lo publican las compañías si ánimo de lucro Instituto de Política Agrícola y Comercial, GRAIN (trabaja apoyando a campesinos y agricultores en pequeña escala y a movimientos sociales en sus luchas por lograr  sistemas alimentarios basados en la biodiversidad y controlados) e IATP (Institute for Agriculture and Trade Policy). Tienen en cuenta las 35 empresas de mayor producción cárnica y láctea en el mundo. Muy claro lo expresa el investigador de GRAIN Devlin Kuyek: “No hay otra opción. La producción de carne y lácteos en los países donde dominan las 35 principales empresas debe reducirse significativamente…  están impulsando acuerdos comerciales que aumentarán las exportaciones y las emisiones, y están socavando soluciones climáticas reales como la agroecología que beneficia a los agricultores, los trabajadores y los consumidores”. Solo las 5 principales empresas  cárnicas y lácteas del mundo ya son responsables de más emisiones que ExxonMobil, Shell o BP. ¿No comiendo carne esto no se produciría?

El consumo de carne y lácteos se concentra en China, EEUU, UE, Canadá, Brasil, Argentina, Australia y Nueva Zelanda, responsables de más del 60 % de las emisiones globales por esta causa, a lo que añaden el derroche y contaminación del agua provocados por la ganadería industrial que podrían mantener a un tercio de la población mundial abastecida del preciado líquido en 2050, por lo que concluyen en la necesidad de sistemas alimentarios que satisfagan las necesidades de los agricultores, los consumidores y el planeta.

Te puede interesar