Opinión

La energía, un bien estratégico

No hace mucho, debido al alza desmesurada de coste de la energía eléctrica, escribí que la energía era estratégica para un país en el siglo XXI. Desgraciadamente lo olvidamos hace más de cuatro decenios, los hechos ocurridos, y en algunos casos manipulados, hicieron que apostásemos por dos cosas, la primera olvidarnos de un ‘Plan energético’ a medio y largo plazo, y que nos fijásemos en dos tecnologías que no podían proporcionar una energía continua, y encima las subvencionamos. No fuimos los únicos, Alemania se dejó seducir por lo mismo cerrando centrales nucleares, con la invasión de Ucrania por Putin depende del gas y del petróleo de ruso, con todas la nucleares cerradas salvo uno, lo que va hacer es recurrir al carbón que antes explotaba, mientras planifica una opción que no la haga depender del exterior, cómo Francia, Suecia o Suiza. España sigue sin pensar en ser autosuficiente, seguimos confiando en lo que hacen las eléctricas y no en lo que es bueno para la ciudadanía y por lo tanto para España. Desgraciadamente sin que sepamos la razón varios embalses gallegos y alguno de otras CCAA fueron vaciados, con la pérdida de producción de energía. Además, el precio decidido por la UE para fijar lo que se repercute en el consumidor es el de la energía más cara cada día, si le añadimos los impuestos nos explicamos lo que ocurre. No es baladí y lo estamos empezando a ver en protestas y huelgas. Afecta a la producción, transporte, venta, agricultura, alimentos… y una larguísima lista, entre las más importantes las sanitarias (especialmente UCI’s y quirófanos), los viajes (ferrocarril, barco, avión, carretera), medicinas y lo básico de la alimentación.

Lo saben todos los políticos, o lo deberían de saber, que no podemos ‘jugar’ con la energía y mucho menos depender de países extranjeros que en cualquier momento, cómo estamos viendo, pueden cortar o encarecer la fuente o fuentes de energía que utilizamos. Seamos sensatos y planifiquemos cuanto antes nuestro futuro energético. No digamos que estamos comprometidos con la ‘Agenda 30-50’, la ciudadanía no lo puede aguantar. Si es sólo la UE la que está fijando unos estándares que el resto del mundo no va cumplir ¿sirve para algo? Cuanto antes soluciones a corto, medio y largo plazo.

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