Hace décadas, más desde Maastricht y posteriormente en Lisboa, que se intentó variar el rumbo de la UE. El fracaso de la intención de una Constitución europea, no los amilanó, aunque lentamente siguieron haciendo cambios sustanciales, hasta que llegaron a la Agenda 30-50. La pandemia producida por el covid, que nos condujo al confinamiento, conjuntamente con la invasión (¿guerra?) de Ucrania por Rusia, ha descubierto lo erróneo de la Agenda 30-50 para Europa, que ha quedado a meced de los globalistas y perdiendo la escasa influencia que tenía. Cierto que los tecnócratas de Bruselas siguen queriendo que triunfe, amenazan con más sanciones a Rusia, aunque comprobamos que el daño lo estamos sufriendo nosotros, desconozco lo que esas medidas hayan producido en Rusia. Si conocemos quiénes salen beneficiados, como también a quiénes les importa muy poco lo que ecológicamente recomienda la senda que hasta ahora ha seguido Europa, la única que quiso y apostó por unas energías que nos ha llevado a que los que mandan en Bruselas digan que la época de recortes energético aún no ha terminado.
Lo acaban de comunicar a los estados miembros, la Comisión Europea (no elegidos por votación) prepara recortes en el gas natural anticipando graves sanciones a quien no las cumpla. España, con una gran capacidad de regasificación tendrá que someterse. Claro que ya algunos estados con anterioridad habían tomado sus propias decisiones energéticas, carbón y nuclear incluidos. Llegaron viejas y ancestrales rencillas: Francia no permite el gasoducto para Alemania y se inventa para España una conducción Barcelona-Marsella para llevar hidrógeno verde, que aún no se sabe cuándo se va a producir para abastecer a toda Europa. Quizás las manifestaciones multitudinarias contra los recortes energéticos del Gobierno francés tendrán algo que ver. Otros países como Polonia o Hungría se plantean que sólo obedecerían a la Comisión Europea si tras un plebiscito sus ciudadanos lo quieren.
Va contra el espíritu de los fundadores del Tratado de la Comunidad Económica Europea (CEE) y el Tratado de la Comunidad Europea de la Energía Atómica (CEEA o Euratom), origen de la UE. Recuerda mucho el abandono de los mandamientos de “Rebelión en la granja” de Orwell.
