Opinión

Hagamos realidad lo que decimos

Durante los meses precedentes, y en los últimos más, se ha hablado, poniendo a niños como reclamo, de lo que sucede en África. Quizás no se atreven a decir, por ser muy duro, que a miles de niños se les roba su infancia obligándoles a combatir en conflictos armados, pero no intentan o no quieren actuar para detener lo que se puede considerar como abominable. Es un tema del que he escrito en varias ocasiones, pero compruebo que se utilizan muchos medios, niños incluidos como acabo de decir, para hacernos ver lo que sucede en ese inmenso y rico continente, con una población que carece sin embargo de lo más elemental y que necesita ayuda desde hace siglos.

Todos los occidentales luchan por conseguir que el mundo en que vivimos, y en el que lo harán nuestros hijos y nietos, sea lo mejor posible, pero no debemos olvidar que la mayoría de la humanidad tiene suficiente con luchar cada día para sobrevivir. En las reuniones se trata con firmeza que hay que dejar un mundo mejor, pero no lo lograremos si en nuestro planeta, tanto actual como futuro, no conseguimos que todas las personas tengan el mínimo de vida de un ser humano. 

Los medios de comunicación nos cuentan las calamidades y muertes, así como el coste que las mafias cobran por las personas que arriesgan su vida en el Atlántico y en el Mediterráneo por alcanzar las costas españolas o italianas que consideran el paraíso, aunque saben que muchos morirán en el intento. Creo que piensan, lo que es una triste realidad, que si continúan en sus países morirán con toda probabilidad, Europa es la esperanza y si mueren en el intento son conscientes de que no pierden nada. 

Africa tiene solución, y somos nosotros, los occidentales, con nuestros gobiernos, los que lo tenemos que hacerlo. Tienen agua en abundancia, hagamos que llegue a los lugares donde se necesita; reunámonos con las diferentes tribus y construyamos el mapa real de países que ellos quieren, olvidémonos del trazado a tiralíneas que se hizo en la descolonización; proporcionémosles la tecnología que tenemos, enseñando su uso. Hagamos pausadamente pero sin descanso que se convierta en un continente industrializado, retiremos de sus puestos a los tiranos. No seamos egoístas y que alcancen nuestro nivel de vida y compremos sus riquezas sin explotarlos.

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