Opinión

Movimientos no tan sorprendentes

He leído en el "New York Times" la reproducción de un artículo de Harry S. Dent Jr. que publicó en "The Market Ora- cle", donde reiteraba lo escrito en su libro "The Great Depression Ahead" (2009), que EEUU volverá a una desigualdad extrema entre la clase media y la élite norteamericana, y que se puede aplicar a otras naciones. La crisis lo justifica todo, estamos en ella e incluso en recesión y con una amenaza de depresión; los datos muestran el clásico diente de sierra que no descarta nada, aunque produce acciones que conducen, cómo escribe Harry S. Dent Jr., a la desaparición de las clases medias y el hundimiento en lo más profundo de las clases bajas, recordando lo sucedido en países tras el "muro" durante todo el siglo XX. Además, con el acompañamiento de la desaparición de elementos de convivencia en aras de la salida del túnel donde nos han sumergido. La culpa no es sólo de los políticos, aunque algunos han ayudado mucho.

La mayoría de los políticos de todo el mundo son honestos y defienden los intereses de los ciudadanos a los que representan. Ministros alemanes que dimiten por copiar parte de la tesis doctoral; el "speaker" de los Comunes dimite porque unos miem- bros del Parlamento Británico "hicieron trampas" con las dietas..., hay más ejemplos de actuaciones inade- cuadas seguidas de dimisión. Desde hace cierto tiempo, aunque existan indicios de que lo que ha realizado puede no haber sido correcto, nadie dimite. El último caso, Christine Lagarde (FMI), que ha sido imputada por presunta "negligencia política" en el "caso Tapie" por la adjudica- ción de 403 millones de euros siendo ministra de Economía con Sarkozy. Es sólo un ejemplo de lo que oímos y leemos de millones y miles de millones de euros que están siendo investigados judicialmente.

Manda la "partitocracia". Por mucho que di- gan, el militante poco puede hacer; por ello son normales los movimientos demagógicos de partidos nuevos y del sistema que se proclaman representantes de la mayoría, apoyados en sofismas e ideas del siglo pasado modificados al lenguaje actual. Los encontramos en casi toda la UE. Se necesita un cambio total para adaptarse a las necesidades reales de los ciudadanos, sin ningún "demiurgo" que nos diga el camino, el pueblo sabe cuál es. 

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