Opinión

No miremos para otro lado

El 20 de diciembre de 2012, la Asamblea General de la ONU adoptó unánimemente (194 países) una resolución prohibiendo la práctica de la mutilación genital femenina. El objetivo era eliminar la ablación del clítoris para el año 2030. Largo me lo fiáis, como se dice en “El burlador de Sevilla”. Sin embargo, todavía hoy, más de 200 millones de niñas y mujeres sufren la mutilación de sus genitales. Cada minuto seis niñas son mutiladas en el mundo en alguno de estos países: Benin, Burkina Faso, Camerún, República Centroafricana, Chad, Egipto, Eritrea, Etiopía, Gambia, Ghana, Guinea, Guinea Bisáu, Indonesia, Iraq, Costa de Marfil, Kenia, Liberia, Malí, Mauritania, Níger, Nigeria, Senegal, Sierra Leona, Somalia, Sudán, Tanzania, Togo, Uganda, Yemen, Yibuti. Hay que añadir los países, la mayoría occidentales, en los que se encuentran emigrantes que lo practican. España es uno de ellos.

La ablación del clítoris, llamada mutilación genital femenina (MGF) por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es la eliminación parcial o total de tejido de los órganos genitales femeninos, particularmente del clítoris, con el fin de eliminar el placer sexual en las mujeres. Entre las motivos que se arguyen para realizarla encontramos culturales, religiosas e incluso motivos médicos. Al daño físico debemos de añadir el trauma psicológico y los elementos que se utilizan, hojas de afeitar o navajas con poca o ninguna esterilización y sin ningún fármaco para paliar el dolor.

Las leyes son imprescindibles pero estamos viendo que no son suficientes. Para lograr el cambio que realmente acabe con la práctica es necesario un trabajo de concienciación social, no imponiendo una idea sino buscando la manera de que sea la propia comunidad la que proponga alternativas. Los más concienciados deberíamos ser los que vivimos en los países en los que está prohibido y hacemos muy poco para evitarlo, y mucho menos para concienciarlos. Algunas son llevadas a sus lugares de origen para practicarlo y retornan. Añado que deberíamos tener en cuenta a 280 millones de niñas (datos Unicef) que serán “obligadas” a casarse antes de cumplir la mayoría de edad, la mayoría con la ablación del clítoris. Seguiremos haciendo lo cómodo: no “verlo”.

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