Opinión

Pobreza de bienes de consumo y energía

Estamos en un punto en el que, por diferentes razones, por la baja producción en la pandemia, nos encontramos ante una falta de materias primas porque la oferta ha disminuido debido a los cierres y paros obligados por las restricciones que el SARS-CoViD2 impuso a la totalidad del planeta, al encerrarnos durante una larga temporada; aún ahora no han terminado de aparecer nuevas variantes, y las vacunas no han llegado a todo el mundo. Otra de las razones son la falta de barcos y contenedores; me pregunto: ¿dónde están los que había hace poco más de un año?, tampoco por el atasco de Canal de Suez, ya superado; añadamos la falta de camioneros en muchos lugares y no sólo en el Reino Unido por el Brexit. Nos encontramos también con que la producción que se había llevado a países de mano de obra barata retorna a los países originarios. Con todas estas acciones y situaciones nos encontramos con algo no previsto por la mayoría de los gobiernos, que están haciendo otras cosas, y poniendo a la sociedad cerca de la emergencia nutricional. Visto así, en conjunto, no puedo pensar que todo sea una casualidad; pienso que, aprovechando la realidad del paro agrícola, industrial, servicios, turístico, transportes… que fue-es una realidad, la oligarquía globalista ha visto otra ocasión para aun sin terminar la pandemia meter más miedo a las personas y así tenerlas más dóciles para sus planes de sometimiento y de reducción de población entre otros fines.

España, como la mayor parte del mundo, sufre un empobrecimiento energético de la población al dispararse el megavatio hora de la energía eléctrica hasta precios nunca vistos. No ha subido tanto en los países donde el peso nuclear del mix energético es el más alto. Las últimas noticias que tenemos no son halagüeñas: Argelia, que nos suministra el gas por gasoductos, sólo puede utilizar el que menos cantidad enviaba; el resto, promete -creámoslo-, vendrá licuado en barco, lo que encarece el coste, preparémonos. Por si esto fuera poco Alemania, Austria y Suiza prevén un corte de suministro eléctrico dentro de un plazo no mayor de cinco años, y recomienda que nos preparemos porque puede durar una semana o un mes. La razón, según estos gobiernos, es la Agenda 2030, que basa la energía en las renovables eólicas y solares.

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