No se queda sólo en el dinero, también se cierran empresas y no se sustituyen por otras. Un ejemplo lo tenemos en las dos últimas, que como no podía ser de otra forma van para Cataluña. Se trata de la fabricación de chips que estamos tanto o más dotados aquí en Galicia y que son necesarios en Vigo, y desde Ourense se podría construir y enviar a Valladolid, Zaragoza… donde fueran necesarios y además crear un lugar en donde una multinacional puede fabricar ordenadores e incluso robots. Otra empresa que se lleva Cataluña es la obtención, a partir de agua, del llamado hidrógeno ecológico, para posteriormente obtener el “e-fuel”, que se puede, como hace poco escribí, utilizar en toda clase de vehículos, aviones barcos, calefacción y suministrarlo sin cambiar en las gasolineras. En el País Vasco se está construyendo por Repsol una de las mayores plantas del mundo. La UE tiene destinado para esta energía 30 millones de euros en los próximos 10 años. Ourense, y también el resto de Galicia, tiene agua más que suficiente y energía sobrante para producir la electrólisis. Es un mercado en donde se piensa que dentro de 8,5 años funcionarán con este combustible 5.000-7.000 vehículos, 150-300 autobuses e incluso una o dos líneas de trenes.
¿Podrían por una vez nuestros políticos de distintas ideologías ponerse de acuerdo y reclamar que esas dos producciones vengan a nuestra tierra? Me gustaría pensar que sí, pero tristemente la realidad me dirá todo lo contrario, y nos conformaremos con lo que no quieran esas dos comunidades, los aerogeneradores en “parques protegidos” o en lugares preciosos y únicos como A Costa da Morte. Lo digo porque algunos no votaron en contra de unos Presupuestos Generales que nos perjudicaban y lo vienen haciendo desde siempre, por lo que la mayoría de nuestros políticos en Madrid siguen las directrices, tanto ahora como antes, del partido.
