Opinión

Escasez de alma

ALBA FERNÁNDEZ
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JUEVES, 31 DE AGOSTO

Pasó unos días en Ourense mi amigo Jean Pierre, un periodista francés que vino para escribir sobre este trozo de mundo. Pero te cuento, hermano, alucinó con esta ciudad. Espero con impaciencia sus crónicas. Me dijo: “No hay provincia ni lugar en el mundo en que se engulla tanto”. Quizás no exagere, hermano lector, mira alrededor este verano de banquete sin fin.

Aquí la fiesta de la empanada. Allí la fiesta del pimiento. Allá la de los callos. La del jamón. La del cordero y el cabrito. Ay, hace nada la del pulpo. Jean, que estuvo conmigo en Carballiño, se reía a carcajadas: “Jaime, esto se parece ya a una bacanal romana, la muchedumbre engulle sin interrupción, todos los puestos abarrotados”.

Pero Jean conoce bien nuestro país. Su abuelo fue uno de aquellos miles de republicanos que, como Machado, huyeron por los Pirineos hacia Francia. Jean Pierre me hizo una inteligente reflexión mientras, como todo el mundo, devoraba un plato a rebosar de pulpo. También es sociólogo. Me dijo: “Lo que más me llama la atención es cuánto tragan las personas mayores. Quizás, esas generaciones tienen en su inconsciente el hambre pasada en la larga posguerra, los tiempos de pan negro, la achicoria y los platos de lentejas con frecuencia llenos de piedras y bichos. Vivieron tal si siempre tuviesen hambre”.

Le miro y le digo: “Bueno, en tu país el amor por la comida es casi un ‘principio”. Caminamos bastante por la ciudad. Cuando le dije que en la plaza del Hierro habían nacido las mejores mentes del siglo XX, no se extrañó, añadió: “Tiene un perfume literario la ciudad”.

Como buen periodista, dijo precavido: “Ya veo muchos visitantes; ojalá no se ponga de moda, sería un peligro. Vengo decepcionado de Compostela, la recordaba en un viaje en mi niñez llena de magia. Ahora, una gran fonda muy escasa de alma”.

(Como buen francés, distingue bien la calidad de los vinos: “Es impresionante que haya tanta bodega. No me llevaste a esa fiesta donde el personal recorre todas las bodegas del pueblo una tras otra, imagino cómo terminan”. Jean alabó el licor café, esa bebida ourensana por excelencia. Su coche iba lleno de botellas pero me dijo: “Tienes que venir a París, allí se hacen los mejores cócteles”. Cuando lo despedí, para impresionarlo le dije, y es cierto: “Tenía que ser un ourensano el que inventó el cóctel más brutal del mundo. Fíjate, se llamó Tumba Diós. Inclinabas tu cabeza hacia atrás, abrías bien la boca y la tabernera iba vertiendo botellas, ahora coñac, ahora whisky, ahora vete tú a saber…” Desde la ventanilla del coche le vi sonreír).

VIERNES, 1 DE SEPTIEMBRE 

Mi generación se estremeció aquel fatídico 16 de septiembre de 1973. Hace ahora justo cincuenta años. Recuerdo bien, yo estaba ese día en Amberes viendo un concierto de los Rolling Stones. Me acompañaba la hoy periodista y escritora de éxito Isabel San Sebastián, entonces joven y revolucionaria. Aquel aciago día las huestes de Pinochet tomaron el Palacio de la Moneda. Ay, el presidente electo Allende, pistola en mano, se defendió hasta el último momento.

Pero hoy quiero escribir y recordar a aquel poeta y cantautor, Víctor Jara. Lo asesinaron, lo torturaron sin compasión y le cortaron las manos: “Así nunca vas a poder tocar una guitarra”. Cómo es la vida, estos días los siete militares inculpados acaban de ser condenados a veinticinco años de presidio. Uno de ellos, el brigadier Hernán Chacón Soto, se suicidó al recibir la condena.

En los setenta llegó a España Isabel San Sebastián, venía del Chile en llamas. Confraternicé con ella, me prestó discos de Quilapayún y sus canciones revolucionarias. Decidimos irnos a Ibiza. Isabel era muy joven y, antes de irnos, me insistió en llevarme a un bar de la zona Goya. Después, supe que me había llevado allí porque su padre quería echarme un vistazo.

Las personas cambian, hoy Isabel está cercana a la ultraderecha.

(“Suena la sirena / De vuelta al trabajo / Muchos no volvieron / Tampoco Manuel / Te recuerdo Amanda / La calle mojada / Corriendo a la fábrica / Donde trabajaba Manuel”. Escucho conmovido ‘Te recuerdo Amanda’, tantas veces la cantamos cuando teníamos sueños y no sospechábamos un mundo así).

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