Opinión

No es lo que parece

Es verano, te voy a contar del lado oscuro de la ciudad. La peña se busca la vida. Un amigo, me sorprendió anteayer: “Ven, te voy a enseñar mi negocio, me va bien, ofrezco un servicio de siempre , bueno, a lo mejor te sirve para que escribas algo”.

Allá voy. Subimos a un tercer piso de una calle del centro. Abre y, de repente, me atrapa un fondo musical de `salsa´. Brujulean cinco mujeres, dos dominicanas, una rusa y dos gallegas. Me dice: “bueno, me olvido de ella, también esta Mary, pasa de los sesenta y la llamamos la `abuela cachonda´. Tiene muchos clientes ”.

Mi amigo me presenta como un tipo que trabaja en el negocio. Me siento, un martini e intímo con ellas.

Verídico, querido lector. Parece sacado de un programa de `Jorge Javier´. Vanessa sonríe malévola, recordando lo que paso hace días. “ Lo que más me sorprendió fue la sangre fría de aquel hombre, su silencio y sus ojos tan abiertos. Ya sabes, a veces suceden estas cosas. El tipo timbró, alguien abrió la puerta y se dio de bruces con su mujer. Enseguida me di cuenta de lo que sucedía: ` no es lo que usted supone, es la chica de la limpieza´. El tipo me miró herido, dio media vuelta y se fue en silencio. No he vuelto a saber de ella”.

Hablamos de como marcha el negocio. Mi amigo se queja: “he tenido que bajar los precios, antes venían con un fajo de billetes y se pasaban horas en el cuarto. Ahora no, treinta euros, a lo suyo y rapidito”.

Natalia sale enfadada de hacer un servicio: “ como abundan estos fulanos, el tipo insistió en hacerlo sin preservativo, me ofreció más dinero, vienen muchos así. Alguno se pone agresivo tengo que tener paciencia y tirar de oficio. No quiero jugar a la ruleta rusa”

Veronica, 23 años , senos de silicona está sentada a mi lado, suspira: “hoy jueves vendrá mi clérigo `calavera´ con billetes calientes del cajero. Como los delata su ansiedad”. La interrumpe Rosa: “ cuando trabajé en Alemania, conocí una asociación de mujeres: visitaban a los presos de larga condena y los aliviaban . Vamos, lo hacían como si fuera un `ministerio´”.

Mi amigo ríe a mi pregunta: “no, que va, ya no quedan `chulos´, esa es una estampa del pasado. Ahora se apresuran a enviar el dinero a casa”.

Hay una grisácea ternura en el piso. No todos buscan el flamígero resplandor del orgasmo. “ A veces vienen algunos que te cuentan su vida, yo los escucho con paciencia. Otros filosofan. Muchos me hablan de sus mujeres frías. Y están los que te piden servicios especiales. Fijate, me llegó un anciano y me dijo “ es mi ultimo polvo” . Me conmovió tanto que le hice toda mi lista de gemidos y suspiros”.

(Son tiempos extraños. Alguien llama desde abajo por el telefonillo. Se va Elena, tres hijos y el paro. Su marido la espera en el portal.

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