Opinión

Ojalá estés allí

JUEVES 27 DE NERO

Me he llevado una gran alegría. Me han llegado ya las invitaciones para quizás el evento musical más importante de estos años. En cuanto pusieron las entradas a la venta, volaron literalmente. Tanta es la pasión que ha despertado que Miguel ha decidido prorrogar un día más el concierto. Espabila, hermano lector, lectora, no te pierdas esta cita con la historia.

Pero te cuento, los días 11 y 12 de marzo se celebrarán justo cuarenta años de aquellos conciertos en que los técnicos lograron la proeza de grabar en directo el Rock&Ríos. Qué buenos tiempos, el 82, la Movida madrileña estaba en todo su esplendor, Madrid era una fiesta; bandas de rock nacían aquí y allá, por el pabellón de deportes del Real Madrid ya pasaban los mejores músicos extranjeros. Quiero recordar a aquel alcalde, Tierno Galván, que desayunaba con los chicos punk de cresta alta en el Café Comercial. Cómo te diría... eran tiempos euforizantes, estaba gozosamente viva. Ay, la heroína comenzaba a hacer estragos en aquella generación inocente y desinformada.ilustracion_alba_noguerol.jpg_web (4)

Miguel, un poco visionario, decidió ir a por todas. Hay que echarle huevos, como un soldado ciego de heroísmo convocó a los mejores músicos del sur de Europa y al mítico flautista holandés Thijs van Leer. A él le gusta actuar en salas íntimas pero también ama hacer las cosas a lo grande. Él ya conocía la gloria, allá a finales de los sesenta decidió llevar adelante la versión del “Himno a la alegría” que había arreglado y dirigido el argentino Waldo de los Ríos, de trágico final. Fue tal el éxito que entró en los primeros puestos de las listas de los Estados Unidos y de toda Europa. Incluso la cantaron como protesta los jóvenes americanos que rompían las tarjetas de reclutamiento para la guerra de Vietnam.

Cómo es la vida, recuerdo que trabajábamos en el disco y en la calle Fuencarral discutimos. Él me dijo que quería hacer una canción que dijera “hola” a los asistentes y tal. A mí me pareció un desacierto: “¿Cómo vas a saludar con una canción al personal? Eso no pega para nada”. Y mira tú, el jodido “Bienvenidos” está instalado en la memoria colectiva de diferentes generaciones. Él me decía: “Ojalá lleguemos a las cien mil copias”. Nunca sabes dónde está la fortuna. Hoy, es el disco más vendido de todos los tiempos. Dos vinilos imprescindibles para cualquier amante de la música.

Cielo santo, recuerdo ahora aquellos dos días lluviosos, el 5 y 6 de marzo en el viejo pabellón de deportes del Real Madrid donde se grabó el evento. Es bien cierto, la historia de la música española tiene un antes y un después de aquellos dos prodigiosos conciertos.

Pero hermano lector, lectora, quiero contarte de la gira bestial que se inició de inmediato. Si eres de mi generación o cercano, posiblemente estuviste en alguno de aquellos conciertos. Eran un pantagruélico festín de rock. Teloneros de lujo. Los Leño, la banda más querida en los extrarradios de las grandes ciudades, Rosendo Mercado compuso “Maneras de vivir”, una leyenda. Los dioses no jugaron a favor, durante la gira yo le preparé las letras para su próximo disco que se titularía “No te derrotes”. Todo estaba en marcha, pero después del tour con Miguel, se disolvieron. “No te derrotes” lo grabó después Miguel. Otra telonera especial, Luz, que comenzaba su carrera y enseguida llegó al gran público. Qué barbaridad, también iban con nosotros los Bordini, que con sus motos cruzaban y hacían piruetas en el escenario. Luces y sonido impecables, y fuegos artificiales exclusivos de Valencia.

Es cierto que hay que hablar del pasado para celebrar el presente. Estuve en muchos de aquellos conciertos y en ninguno defraudó el juglar del rock. Recuerdo los estadios llenos; en los últimos, Gijón abarrotado, Balaídos hasta la bandera y, mira tú, el último fue aquí, en Ourense, con el estadio del Couto en llamas. Ay, recuerdo el final de la gira aunque no la hice completa. Todos bajamos lentamente del autobús, el ritual había terminado. A todos nos sucedió, a todos nos invadió una turbadora melancolía, yo sentí un bajón psíquico cercano a la depresión, la lucidez alucinada de la resaca. Sé que Miguel también lo pasó mal, decidió comprar un coche caravana y perderse con Marga por las autopistas europeas. La prensa alabó los conciertos pero algunos críticos se cebaron con la gira porque venía patrocinada por la marca de bebidas Kas. Cómo cambian los tiempos, entonces, a eso se le llamaba “estar vendidos”.

(Hermano, hermana lectora, te invito a que marques tu cita los días 11 y 12 de marzo, es el Rock&Ríos. Será algo catártico en estos días inciertos en que la peste nos ronda y la última generación de misiles intercontinentales ultiman sus negras bocas en la frontera de Ucrania. Son tiempos en que quienes nos mandan empujan paparruchas musicales en nuestras sienes. Miguel, rodeado de muchos artistas de diferentes generaciones, será algo así como un chamán musical que quizás ahuyente el maleficio. Incluso subirá al escenario el ya legendario Johnny Cifuentes, el último vivo de los inolvidables Burning. Ay, algunos ya no subirán al escenario, como el delicado guitarrista Paco Palacios o el percusionista Sergio Castillo y otros de las cerca de doscientas personas que trabajaron en la gira.
Miguel saludará a los hijos y a los nietos del rock. Cumple setenta y siete. Permíteme que vuelva a la cita de Albert Camus: “Cuanto más viejo, más rebelde”.)

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