Opinión

Ética de las organizaciones


La Ética es una, sus principios son los mismos. Se proyecta sobre diferentes ámbitos profesionales. En materia económica también debe imperar puesto que su olvido, lo estamos sufriendo en numerosas partes del mundo, provoca funestas consecuencias que a veces deben ser reparadas desde el bolsillo de los ciudadanos. La Ética siempre es rentable, porque se fundamenta en la dignidad humana y porque el crecimiento como persona es lo más importante. A veces, esa rentabilidad puede ser a largo plazo. Pero siempre es rentable. Rentable para la colectividad, para la sociedad y para el individuo porque la auténtica rentabilidad se mide en la consecución de nuestro fin como hombres, no tanto o sólo en la consecución de determinados beneficios en la gestión. En el caso de la gestión pública, la elaboración y ejecución de políticas públicas éticas repercute considerablemente en la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos.  En el caso de la administración privada si un empresario se comporta éticamente en los negocios, aunque pueda dejar de ganar a corto plazo, el sistema se robustece. Es más, dignificando el trabajo en la empresa, cualquiera que sea, se dignifica la persona en la empresa. Y, lo que es más importante, la perspectiva ética me parece que garantiza el equilibrio entre la mejora como persona de todos los agentes del proceso económico y la obtención de razonables beneficios como consecuencia de una exigente gestión empresarial.

Las empresas, no podemos olvidarlo, son organizaciones que generan valor añadido y contribuyen -o al menos deben contribuir- al incremento del bienestar social. En modo alguno puede considerarse a la empresa como una institución cuyo único fin sea el de ganar dinero a cualquier precio y utilizando cualquier medio, ya sea legal o ilegal, lícito o injusto. Ciertamente, la empresa ni tiene como fin específico la asunción de tareas de interés social, ni solamente, como diría Friedman, ganar dinero en el marco de la legalidad. Tiene que ganar dinero, sí, pero en un contexto de permanente humanización. 

Está de moda hablar de “business ethics”. Incluso está muy extendida esa creencia protestante de que la Ética de los negocios supone ganar dinero. Sin embargo, el empresario en su actividad se encuentra condicionado por dos importantísimos valores: la creatividad y la comunidad. Así lo explicaba Novak en el “Institute of Economics Affairs” de Londres. ¿Por qué precisamente estos dos valores? Pues sencillamente porque la creatividad es, en sentido profundo, un goce, una pasión, es innovar, lo contrario de repetir siempre lo mismo. Y la comunidad, porque según Novak, la auténtica economía de mercado debe llevar a la comunidad. Es más, aunque pueda parecer lo contrario, capitalismo no es igual, invariablemente, a egoísmo o a individualismo. Lo que ocurre es que el egoísmo es innato a la condición humana, pero también es posible el egoísmo en un sistema de planificación. La cuestión es tener claro que la empresa tiene un papel, cada vez más trascendental, de contenido social. Por eso, creatividad y comunidad son dos valores importantes que configuran la Ética de la empresa que, como toda Ética es fuerza; y virtud, recuerdo, quiere decir fuerza.

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