Opinión

Reformismo y renovación democrática

Las diferentes encuestas existentes sobre la opinión de la gente en relación con la política y los políticos, coinciden en poner de manifiesto, cada vez más,  la profunda distancia que existe entre la ciudadanía y los cuarteles generales de las diversas formaciones partidarias. Algunas encuestas, en España por ejemplo, sitúan la política como uno de los problemas más graves que aqueja a la sociedad actual. Los políticos y la política suelen ser, con leves oscilaciones, uno de los más grave para los españoles, ahora en tiempos de pandemia, especialmente. 

Por otra parte, el gobierno del poder judicial se entrega  a los políticos, que dominan un escenario en el que la sumisión partidaria suele ser en muchos caos, no en todos por supuesto, requisito fundamental para alcanzar estas altas responsabilidades, tal y como también acontece, de otra manera, en el poder ejecutivo y en el poder legislativo. Es decir, en lugar de Estado de Derecho vivimos en un Estado de partidos, cuyas tecnoestructras tienen en sus manos el destino de los poderes del Estado. A diario lo constatamos, también ahora.

En este ambiente, es muy difícil, aunque no imposible, que las reformas y la renovación que precisamos procedan del interior de los partidos porque sus dirigentes no parecen dispuestos a renunciar a los privilegios de los que disponen y a un status quo que les permite nombrar legiones de cargos ampliando su poderío.  Hoy es menester quebrar esa partitocracia que ahoga las iniciativas sociales que podrían aportar la vitalidad de la realidad a un mundo dominado por el oficialismo y la artificialidad. En una palabra, por la obsesión por el mando y por el poder.

Hoy precisamos democratizar la democracia, renovar  el  sistema democrático porque la acción política no se agota en los partidos y porque se precisa movilizar a la sociedad civil a partir de proyectos culturales impregnados de una cultura política y cívica participativa centrada en la de la dignidad del ser humano.

La renovación que se precisa para abrir la participación política, para erradicar las listas cerradas y bloqueadas, para impulsar procesos de mayor participación social en la determinación del interés público y del interés general, reclama personas ilusionadas con la misión de servir a la sociedad más que en servirse del poder para permanecer en él como sea. Hoy se pueden implementar estos cambios, mañana será tarde.

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