Opinión

Sobre la verdad

Pocas cuestiones han provocado tantos ríos de tinta como la de la verdad. Hoy, por cierto, en el candelero, ante el dominio de lo políticamente correcto, la fabricación de lo conveniente, y el profundo miedo que existe a que se pueda desvelar o mostrar tantas veces la realidad de las cosas, lo que las cosas son, no lo que parecen o aparentan.

En efecto, cuando nos enfrentamos a la cuestión de la verdad, hemos de distinguir entre la “objetividad de la verdad” y la “libertad para descubrirla o no, para adherirse o no a ella”. La búsqueda de la verdad y, luego, una vez alcanzada, la capacidad de asumirla o, por el contrario, a causa de las dificultades que entraña, disimularla u orillarla es algo muy propio de nuestro tiempo que invade todos los ambientes, todas las actividades de los seres humanos, como muy bien sabemos y experimentamos a diario.

Pues bien, que existan verdades objetivas ancladas en la naturaleza humana no implica que se produzca atentado alguno contra la libertad. Por la sencilla razón de que esas verdades, por si mismas, no pueden ser impuestas sino que, en su caso, han de ser encontradas, elegidas, queridas en virtud precisamente de un acto de libertad. No se trata, en estos supuestos, de “verdades” o “construcciones” que son fabricadas por el ser humano. Son, más bien, dimensiones esenciales a todo hombre, a toda mujer, por lo que el mismo ser humano puede encontrarlas, pero no debiera camuflarlas esconderlas, o edulcorarlas. Su existencia no atenta a la libertad. Su imposición, sí, como es lógico. En este caso, estaríamos en el fundamentalismo, lo contrario, esencialmente, de la libertad.

El fundamentalismo, hoy muy presente en este tiempo de deriva totalitaria, aspira a imponer la verdad violentando la libertad. Por el contrario, el realismo admite la existencia de la verdad y, quien quiera adherirse a ella, que lo haga en ejercicio de su libertad. ¿Que problema puede haber en que se busque la verdad y en que quien la encuentre la comunique? Afirmar que no hay verdades y que no es posible encontrar la verdad es, probablemente uno de los mayores fundamentalismos. Una de las mayores estafas que se repite de siglo en siglo. Ahora, también, y de que manera.

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