Opinión

Siempre nos quedará Portugal

Pedro Sánchez, durante su visita a Cuelgamuros esta semana.
photo_camera Pedro Sánchez, durante su visita a Cuelgamuros esta semana.
El sanchismo ha emprendido un camino de no retorno que se ha de dirimir en las urnas mediante adelanto electoral

En el mapa esperanzador de la coherencia siempre nos quedará Portugal. Nos quedará Portugal a gallegos y españoles como conciencia política. En Portugal, el primer ministro socialista, Antonio Costa, dimitió porque su jefe de gabinete se vio implicado en un caso de corrupción. Acto seguido convocó elecciones por asepsia democrática, elecciones que ganó la derecha sin mayoría suficiente. Pero los socialistas lusos permitieron gobernar al ganador de las elecciones (el PP portugués) pese a que su victoria fue inferior y por menos diferencia que la de Feijóo en aquel cálido verano español del 23-J. Se llama alternancia, se llama coherencia, se llama transparencia, se llama, en efecto, conciencia política democrática.

En España, la justicia investiga el caso Koldo-Ábalos que afecta a varios ministerios y gobiernos autonómicos socialistas y a la tercera autoridad del Estado. Y además, la sospecha se cierne sobre la mujer del presidente del Gobierno en el caso de ayudas a Air Europa y por su estampada firma recomendando consultoras que recibieron ayudas multimillonarias de dinero público siendo patrocinadoras de algunas de actividades de Begoña Gómez. Pero Pedro Sánchez no dimite ni convoca elecciones, porque, como es sabido, España es diferente y su preocupación máxima en tiempos de crisis son Franco y el Valle de los Caídos. No solo no dimite, sino que enciende el ventilador contra Ayuso por el fraude fiscal de su pareja y emprende la guerra de las comisiones de investigación sobre el cobro de mordidas por compra de material sanitario en plena pandemia para equilibrar la depuración de responsabilidades políticas en el Senado impulsada por el PP. Todo después de promover la “inconstitucional” Ley de amnistía para mantenerse en la Moncloa, además de otras cesiones impensables al chantaje separatista que generan desigualdad territorial mientras se promueve el borrado de delitos de una casta política societaria condenada por el Tribunal Supremo en juicio justo. Siempre tan agradecidos a cambio de prebendas, los secesionistas golpistas han correspondido con la reactivación unilateral del procés ilegal diciendo que lo volverán a hacer y anunciando la pregunta de un referéndum de independencia pactado con el sanchismo, que justifica la amnistía en la concordia y la reconciliación, solo aplicables en la transición de una dictadura a un sistema democrático, en este caso una Monarquía constitucional parlamentaria.

Siempre nos quedará Portugal como consuelo de transparencia y democracia, ahora que España ha entrado en barrena política mientras los dirigentes patrios nos regalan dos citas electorales en Euskadi y Cataluña como aperitivo de los comicios europeos del 9 de junio. Tres elecciones en el calendario tumultuoso de una política polarizada después de la extraña convocatoria del 23 de julio que solo ha acrecentado la crisis institucional en España. El sanchismo ha emprendido un camino de no retorno que se ha de dirimir en las urnas mediante un urgente adelanto electoral que nos devuelva la confianza en la política y en las instituciones colonizadas por los tentáculos del poder “sánchestein”. Como siempre, Sánchez ha repetido el truco del viaje internacional para recuperar el resuello mediático con la iniciativa del reconocimiento del estado palestino. Y al igual que se fue de gira latinoamericana en plena implosión del caso Koldo-Ábalos, esta semana huyó a Oriente sin abordar en Arabia Saudí o Qatar el cumplimiento de los derechos humanos y la igualdad o el asalto del petrodólar a Telefónica que este Gobierno ha combatido con la nostalgia franquista de las “matildes” para comprar el 10 por ciento de la multinacional con dinero de nuestros impuestos. Sánchez ha subido los impuestos hasta 69 veces convirtiendo a España en el país con mayor alza fiscal entre 2019 y 2022. Un récord solo comparable a la mayor tasa de paro de la UE pese al trucaje de los fijos discontinuos y al endeudamiento que nuestros hijos van a heredar de por vida.

Con este panorama, por tanto, siempre nos quedará Portugal, porque en el mapa de la esperanza no parece que Sánchez esté dispuesto a que se limpie el ambiente corrupto y se airee la democracia mediante adelanto electoral salvo que le obliguen unos resultados catastróficos o una oportunidad de preservar el poder. En España no vivimos tiempos de armonía: la concordia es confrontación y guerracivilismo y la convivencia nos arrastra a la bajeza de una política sin escrúpulos que no piensa en el interés general de todos los españoles. En este trazado ibérico de la actualidad el pesimismo al que nos aboca la circunstancia pública contrasta con las posibilidades de un país maravilloso como es España. Por mucho que algunos dirigentes la degraden y la aboquen a la descomposición, somos una nación que tiene cura y posibilidades de futuro. Al final, siempre resuelve el pueblo de una u otra manera, junto a la separación de poderes en un Estado de Derecho secuestrado por la ciega ambición presidencialista. Tarde o temprano las urnas y el tiempo dictarán sentencia sobre el sanchismo y todas sus políticas maniobreras. Y en todo caso, siempre nos quedará Portugal.

El regreso de Rubiales

La asombrosa retransmisión en directo del regreso de Luis Rubiales a España como si fuera un jefe de Estado ha dado que pensar en los mentideros periodísticos. La primera operación policial y judicial que investiga la presunta corrupción que salpica a la Real Federación Española de Fútbol le pilló fuera, casualmente, en República Dominicana. Se comieron el marrón otros. Y cuando Rubiales tenía previsto regresar el día 4 de abril, adelantó la vuelta tras un extraño registro en sus apartamentos, incluido el dominicano. Así que con una cadena de televisión privada en “exclusiva”, Rubiales ha regresado blindado por la notoriedad mediática, y detenido y puesto en libertad en horas tras negarse a declarar después de ser imputado. En fin, lo que se dice raro, raro. 

Así que la detención de Rubiales, de cuyas andanzas ya se sabía mucho desde las comisiones millonarias de la supercopa en Arabia Saudí, ha sido en diferido, porque todo esto, que es supuestamente muy grave, se acomete después de que fuera apeado de la presidencia federativa por el beso a Jenni Hermoso. Lo que se dice, raro, raro.

Chef internacional y solidario

El chef español más internacional, José Andrés, se ha convertido en noticia por el ataque de Israel a un convoy de su ONG que Netanyahu calificó de “error”. José Andrés ha negado posteriormente que el ataque con misiles que mató a 7 trabajadores de World Central Kitchen “fuera solo un error”. Su amigo personal, Joe Biden, presidente de EE.UU., asegura que no se trata de un incidente aislado. Y lo cierto y verdad es que los 7 muertos son otro aspecto negativo más de la guerra entre Gaza e Israel. José Andrés suele viajar a distintas partes del mundo para dar de comer a gente necesitada con el despliegue de su ONG WCK. Mientras la investigación de lo sucedido arroja luz sobre la negligencia, la intencionalidad, el error y los debidos permisos para entrar en Gaza en plena guerra, debemos alabar el lado solidario José Andrés. 

El chef, afincado en EEUU, también ayudó en distintas zonas de España a repartir comida en plena pandemia del covid, cuando el estado de alarma inconstitucional impedía el movimiento de mercancías.

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