Opinión

La vida y la política

La vida es una ilusión hecha de esperanza y de tiempo. La política es una disciplina de fabulaciones públicas donde no hay esperanza y el tiempo siempre juega en contra del pueblo. España está enredada en una maraña de ilusionismo y prestidigitación que deja a la ciudadanía sin más futuro que la frustración. Somos víctimas de la mediocridad y del poder, y susceptibles de ser engañados reiteradamente. Somos meros peones utilizados en el tablero de la representación de la democracia. Democracia por momentos aparentemente real, por momentos falsa. Tras los caprichos de un presidente considerado por la mayoría social ambicioso, mentiroso y sin escrúpulos, llegamos a un 23-J trucado que pese a dar un resultado electoral inequívoco de cambio terminó manteniendo el abuso de la aritmética y del separatismo sobre los ciudadanos en una España desigual y manipulada por el relato tramposo del partidismo.

Con esas elecciones generales, la vida de la política ganó tiempo, pero perdió toda esperanza de regeneración y verdad. De forma que asomó la corrupción de una decadencia autocrática que pretende decidir entre república o monarquía donde se borran delitos, se roba y se miente sin consideración hacia la Constitución y la ciudadanía. Y aquí estamos, tras la penitente Semana Santa, prestos a seguir haciéndole el juego a la política en tres citas electorales más de simulación continuada de democracia a la espera de que los padres de la patria nos correspondan con algo de servicio público al bien común de esta sociedad manejada por la dictadura del dinero y del poder. Se espera algo más que la guerra de las comisiones. País Vasco, Cataluña y Europa volverán a festejar la soberanía de las urnas para que así sigamos prisioneros de unos pocos en detrimento de las verdaderas mayorías. La ley electoral de lo que algunos llaman partitocracia hará las veces del trucaje celestial democrático, sin apariencia de dictadura como en Rusia o Venezuela, pero con el resultado parecido de sometimiento y dominio de las masas votantes. Y después, cuando se despejen de nuevo las dudas del sistema, el rey de Falcon y del decreto-ley volverá a convocar elecciones generales, si puede en Nochebuena o Nochevieja, para intentar de nuevo seguir durmiendo en el colchón de la Moncloa que mantiene a los españoles en una gran pesadilla social y política que ni el Hollywood dorado mejora con sus golpes de guion. España necesita abrir las ventanas y airear el salón de la política antes de que el mal ambiente termine asfixiándonos a todos con su aire corrompido. Necesitamos una respuesta colectiva que nos devuelva la vida, que nos traiga de nuevo esperanza y un tiempo limpio con que el que existir como país libre y verdaderamente democrático. Seamos una lección de conciencia y honorable futuro con el que enterrar este periodo negro de España. Que la política nos deje vivir y que la vida nos permita ser una auténtica democracia. 

Te puede interesar