Opinión

Se agotan las excusas

El COB se enfrenta de nuevo a fantasmas conocidos. Cambian los directivos, el entrenador y los jugadores pero el club vuelve a estar contra las cuerdas en la parcela deportiva.

Como campañas atrás lo hace inesperadamente por la configuración de la plantilla pero por lógica atendiendo a las sensaciones que ha ido dejando el equipo desde el inicio de liga.

Ahora toca agarrarse los machos y cruzar los dedos para que las últimas jornadas no confirmen las peores sensaciones. Lástima en un año de estabilidad en los despachos y en el que la economía ha vuelto a confirmar la estabilidad del club. Año tras año la pelota es la cruz de un club con mimbres para aspirar al menos a algo más. La teoría del proyecto es la correcta y las intenciones seguirán intactas si se consigue la permanencia pero de nuevo la cancha tiene la palabra.

Una directiva ahora tan dubitativa como la grada y ahora responsabilizada por la respuesta de sus aficionados. Esa responsabilidad los obliga a meditar cada paso pero la respuesta de los aficionados condiciona sus obligaciones. El COB no puede jugar de espaldas a quién los sigue y el balón respalda la decisión.

La división en la directiva ya no es tanta e incluso los mayores detractores del cambio de entrenador lo son menos. Lo idóneo para ellos sería rubricar la permanencia sin gastos añadidos y luego meditar el rumbo que tome la dirección deportiva. La clasificación no permite ese respiro aunque otras obligaciones igual de importantes para el futuro del club sí conceden vidas extra a un entrenador condenado desde hace semanas. Las derrotas deciden y el juego, las excusas o las dudas se disipan cuando el marcador es siempre el mismo.

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