Opinión

¿Qué es un derbi?

Como el postre casero que pone la guinda a una buena comida, como la compañía inmejorable en esa misma cita, como el día soleado que aparece de repente en un otoño monótono, como la visita de fin de semana de la pareja a distancia, como el cigarro de después, como el durante, como la primera cita, como el abrazo de una madre a la que ves menos de lo que deberías e insultantemente menos de lo que ella querría, como el beso de un niño que te quiere, como el trabajo bien hecho, como la respuesta afirmativa, como una mirada cómplice de quien amas en secreto y te sabes o al menos crees correspondido.
Un poco de todo eso. Minutos que duran menos de 60 segundos pero que dejan huella durante días. El deporte es el único sustitutivo de las cosas buenas que tiene la vida. El deporte es vida. Rejuvenece al que más ha visto, saca el genio adulto y mímico del más bisoño. Transforma en Hyde al Jekyll más pasivo y obliga a girar la cabeza para confirmar que frases no publicables proceden de caras angelicales. A veces de caras conocidas de las que ni siquiera sabías que compartían tu misma pasión.
Un derbi todavía es más que eso. Se queda corto. Sabe a poco. Como el día de tu boda. Ese que pasa fugaz cuando quieres que dure eternamente. El día D, la hora H. Unos a derecha y otros a izquierda pero todos en el mismo escenario. Gente que no se conoce pero que acaba abrazada. Discusiones sin fundamento llevados por la pasión e incendiadas en casos puntuales por dosis de alcohol desmesuradas. Un motivo al que confluyen personalidades de todo tipo simplificadas durante hora y media.
Pasa y lo cambia todo en la proximidad. Hunde al derrotado y hace llorar al más sensible. Encumbra al ganador que se siente héroe. Para el que no hay nadie más afortunado ni colega de profesión en mejor momento. Hace soñar despiertos a los incrédulos. Deja en segundo plano todo cuanto lo rodea.
El Pazo ha vivido muchos. Tiene muescas y heridas de guerra para escribir enciclopedias. ¡Y que siga!
Para ti era el primero pero al final no fuiste. Lástima tener que contártelo, que no seas alguien más de los miles de ourensanos que lo paladeamos al detalle. ¡Presumo tanto de ser ourensano! Ahí sí, como tú. Espero haber encontrado el camino para que entiendas de que te hablo.

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