Jugadores, entrenadores, directivos y también árbitros. Todos compartían opinión con lo sucedido en el Nogueira-Rúa pero a la hora de alzar la voz, silencio.
Las cabezas visibles del arbitraje provincial y autonómico acordaron el discurso y la ropa sucia se lavó en casa. Pero la jugada le salió mal. La tibieza del mensaje llegó al colectivo y tres semanas después tienen que dar otra vez la cara para analizar lo injustificable.
Y esta vez avanzando una sanción lógica pero equivocada. Ahora sí castigarán a un chaval sin experiencia y quizá con la ilusión de imitar a quienes deben enseñarle y que ahora lo utilizaran como escudo para protegerse del error anterior.
El árbitro del Allariz-Barco se equivocó, pero su error es mucho menos que el de su compañero tres semanas atrás y para aquel en la siguiente jornada ya había otros dos partidos designados.
Habrá que estar pendientes de las designaciones de este fin de semana y ojalá este chaval de 13 años esté arbitrando en algún campo. Porque él sí tiene coartada y la mejor posible, su DNI.
El que no la tiene es un árbitro que ha pitado en Segunda B y que creyó que en la grada de A Tella solo había aficionados. Y tampoco Cerdeira y González Vázquez que, por querer ayudar al colectivo, le quitaron credibilidad optando por la omisión y no por reconocer el error.
Ahora sí pero entonces no. El arbitraje no admite dos reglamentos y supongo que tampoco en el orden interno. Si alguien tiene que ir a la nevera no es precisamente un chaval de 13 años al que no deben quitarle la ilusión por el arbitraje.