Opinión

Siempre viene un buen derbi

Me limita los contenidos el amigo con el que tengo el placer de compartir página todos los martes. Su álbum de recuerdos gráficos y el anecdotario que lo acompaña es inagotable. Ha vivido tantos derbis como el que más. En años en los que se fumaba en los banquillos, se insultaba por decreto y lucir matrícula foránea suponía coleccionar papeletas para el chapista o motivo para aparcar a kilómetros del epicentro de la acción.
Con perspectiva no acaba de sonar bien. A toro pasado, entrañable. Los que mi retina memoriza no son tan intensos. Ninguno insípido ni carente de morbo pero sin la efusividad de aquellos años en los que el baloncesto era una religión en Ourense y ganar al Breogán, una noche sin hora de llegada.
Aquel play off de ascenso que empezó en fiesta en Lugo y acabó en drama en Ourense solo una temporada después del primer descenso de la Liga ACB. Aquel partido inaugural de la ACB al año siguiente en el que Ourense soñó con una temporada balsámica y acabó con un descenso. Cuando el Breogán apuntaló el ataúd de la mano de la dupla Bonner-Davis. Primados por Paco García con dos días libres.
El técnico que estaba en el banquillo del COB cuando dos triples inolvidables hicieron enloquecer a la afición ourensana en una temporada con más méritos en todos los frentes que resultados. Loughton y Ogirri. El australiano en plena efervescencia del efecto García en el banquillo. El norteamericano cuando el equipo ya encendía la luz de la reserva y la línea de meta se atisbaba.
El del recital de Feldeine, el de la canasta ganadora de Tyrus McGee, el del triple desde su campo de Ashton Gibbs o la remontada de la primera vuelta esta misma temporada.
Sin el dramatismo de los años que para muchos ahora fieles son solo fotos en blanco y negro pero todos partidos con historia y punta que sacar.
El del viernes no será distinto. Con dos aficiones ahora hermanadas e idéntico sueño, recuperar el terreno perdido. El que gane lo tendrá un poco más cerca. Quedan cuatro días para masticarlo como se merece, para saborear un partido con ingredientes de cita grande. Para intercambiar mensajes y sacar pecho con los propio. Para hacer apuestas, para comerse las uñas, para presumir de derbi. Los dos equipos con más historia en el baloncesto gallego. Siempre viene bien un COB-Breogán. Y más aún en el Pazo.

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