Imposible pronosticar un ganador y tampoco el rumbo del partido. Si se repetirá un recital ofensivo como en el partido de la primera vuelta o tocará lidiar con un marcador más rácano. Tampoco quienes serán los protagonistas principales. Imposible cuando la igualdad es tanta y el nivel tan alto.
Lo único fácil de vislumbrar es el sabor a partido de ACB que debería dejar en el Pazo un encuentro como este. No será la ACB pero sí lo que más se le parece.
Palabra mágica en una ciudad que ha salido a la calle con ella, que la ha paladeado hasta memorizarla, que la ha padecido, que la anhela, que sueña con ella. Ahora es el momento de reclamarla como propia. El COB es parte de la ACB. Ahora son las generaciones que solo han oído hablar de ella las que debe devolverlo allí. Las que la disfrutaron, volver a implicarse.
El COB ha demostrado que quiere conseguirla y el camino lleva a ella. El empujón debe darlo la ciudad. Para la que realmente tiene sentido.
Ourense tiene motivos para soñar despierta con volver a ver en el Pazo al Real Madrid, el Barcelona, el Unicaja, el CAI... o el Obradoiro. Reclamarla pasa por implicarse ahora. Por seguir poblando las gradas ahora que el equipo reclama su apoyo.
El club, el cuerpo técnico y los jugadores mirarán de reojo a las 20,55 hacia la grada. Llevan semanas pidiendo un paso más a un ciudad que poco a poco se vuelve a desperezar con el COB. Alcanzado los 3.500 es el momento de superar los 4.000. Inercia positiva hacia el lleno.
Ourense tiene que desterrar esa nefasta tendencia de acudir solo a mesa puesta. Tiene que poner en valor lo suyo. Cambiar el disfraz de conformista y crítico sin argumentos por el de reivindicativo y orgulloso de lo propio. El partido vale la entrada. La ACB no es gratis.
