Opinión

La estrategia de lo exclusivo

En el universo del lujo, pocas marcas han logrado mantener un estatus tan elevado y un aura de exclusividad como Hermès. Fundada en 1837 en París, la casa de moda francesa se ha convertido en un símbolo de elegancia atemporal y artesanía impecable. Entre todos sus productos, destaca un icono particular: el bolso Birkin. Sin embargo, este codiciado bolso no solo es símbolo de estatus, sino también un objeto de deseo difícilmente alcanzable para muchos. 

La historia del Birkin se remonta a 1981, cuando la actriz británica Jane Birkin se encontraba en un vuelo y compartió con el entonces presidente de Hermès, Jean-Louis Dumas, sus dificultades para encontrar un bolso que se adaptara a sus necesidades. La conversación dio lugar al nacimiento del Birkin, un bolso que combina estilo, funcionalidad, exclusividad y totalmente atemporal. 

Hoy en día, el Birkin es un objeto de culto entre las amantes de la moda de lujo. Pero ¿por qué es tan difícil adquirir uno? 

En primer lugar, la producción limitada es un elemento clave. Hermès ha mantenido una política de fabricación restrictiva para preservar la exclusividad de sus productos. Se estima que se producen alrededor de 200,000 bolsos Hermès al año, y solo una fracción de ellos son Birkin. Esta “escasez” crea una alta demanda y una reventa digna de cualquier película en la que nos vemos inmersos dentro de un oscuro mercado clandestino, donde los precios pueden superar fácilmente los cinco o incluso seis dígitos. 

Cada Birkin se elabora a mano por artesanos altamente capacitados, y el proceso puede llevar hasta 48 horas de trabajo. Esta dedicación a la calidad limita aún más la producción y aumenta el valor percibido del producto. 

Otro aspecto que contribuye a la exclusividad del Birkin es la estrategia de distribución selectiva de Hermès. Los bolsos no se venden online, y la marca elige cuidadosamente dónde y a quién permitirle vender sus productos. Solo algunas tiendas seleccionadas en ciudades de renombre tienen el privilegio de albergar una boutique Hermès, y estos lugares también deben cumplir con los estándares y valores de la marca. 

Sin embargo, el proceso de compra de un Birkin no se detiene aquí. Para adquirir uno, se necesita algo más que dinero. Hermès ha establecido una relación de exclusividad con sus clientes, y algunos informes sugieren que la firma prefiere vender a aquellos que ya son clientes leales. La paciencia y la devoción a la marca se consideran virtudes esenciales para aquellos que aspiran a poseer un Birkin. 

Esta exclusividad extrema ha generado críticas y controversias. Algunos argumentan que la marca ha llevado la idea de lujo inalcanzable demasiado lejos, alienando a posibles clientes y contribuyendo a un mercado de segunda mano

donde los precios pueden ser desorbitados. El misterio y la dificultad para obtener un Birkin pueden ser parte del encanto, pero también plantean preguntas sobre la equidad y la accesibilidad en el mundo del lujo. 

La estrategia de marca, no obstante, está dando sus frutos. Las ventas y las acciones en 2023 no han sido las esperadas para las grandes firmas de lujo. Sin embargo, la maison francesa ha conseguido distanciarse del resto y sus acciones el año anterior ganaron un 33%, lo que las convierte como las de mejor comportamiento del sector del lujo. 

Pese a que estamos hablando de bolsos, algo que para muchos pueda resultar frívolo, lo cierto es que toda esta aura de exclusividad no ha hecho más que alargar la leyenda de un objeto de deseo para muchos que ha llegado a subastarse por miles de euros en la mismísima Sotherby’s. Esto no hace más que poner de manifiesto que quien tiene un Birkin, tiene un tesoro.

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