Opinión

Bardem y el Imperio Español

Hace unos días, el “reputado historiador y antropólogo” Carlos Bardem -que si bien ya siendo sólo actor, opinaba con contundencia, ahora como historiador alcanza una autoridad que ni Sánchez Albornoz- afirmaba que “el Imperio español no existe”, que es todo una falacia y si bien este no existió, lo que sin duda sí existieron fueron sus horrores. Estaríamos ante un puro instrumento ideológico-político al servicio del españolismo contemporáneo, sin más. Ingleses, franceses, turcos y demás rivales del Imperio de los Austrias no luchaban por lo visto contra los españoles. Del mismo modo que al parecer tampoco, las potencias extranjeras contaban con el Imperio español en sus tratados y acuerdos.

Sin ánimo de contradecir al estudioso, actor de renombre y novelista histórico, hay que decir que tanto el magnífico Archivo Histórico Nacional, el Archivo General de Indias o el mismo Archivo de Simancas, dan buena cuenta de lo que él niega, el paso del Imperio español por la historia, que desde finales del s. XV, ocupó 20 millones de kilómetros cuadrados y llegó a extenderse desde la Alta California, por el norte, hasta el cabo de Hornos, en el sur. Son demasiados años como para declarar, como hace Bardem, su inexistencia.

Continúa el historiador afirmando que “todas las conquistas, desde Roma, Alejandro Magno, los fenicios, España, Francia o la operación Libertad Duradera en Irak, son empresas económicas. Son socializaciones a gran escala del saqueo y el asesinato”. Pero hombre, bien es cierto que Cortés y Pizarro no viajaron para actuar como “cascos azules” y parar genocidios, pero tampoco iban a provocarlos. De no ser así, a que viene que llevaran imprentas y fundaran hospitales (el de México tiene más de 500 años), o universidades (más de 30, la primera se fundó en 1538 en Santo Domingo).

Pero siguiendo al ínclito Bardem, todo fue obra de unas “élites extractivas” que mandaron a unos “pobretones” a “acuchillar a otros pobretones al otro extremo del mundo”, olvidando que precisamente “nuestra explotación” hizo de México y de Perú dos de las ciudades más importantes y ricas del mundo. Pero eso nada importa.

Al dr. Bardem, cuya categoría intelectual no le deja guiarse por impulsos, dada su condición de hombre prudente, sagaz, independiente y lúcido erudito, hay que recordarle que la primera institución política global de la historia fue el Imperio español, que duró cuatro siglos y fue una historia de éxito y no una historia de fracaso.

Historiadores como Marcelo Gullo o Carl Grimberg, han demostrado que, en ese Tribunal de la Historia y de las leyendas negras que tanto gustan a Bardem, España ha sido juzgada, por jueces parciales con testigos falsos. Porque América, antes de 1492, se asemejaba más al infierno que al paraíso, pues reinaban en el Nuevo Mundo los sacrificios humanos o el canibalismo.

Profesor Bardem, no se haga trampas al solitario, pues hay que ver la de vueltas que da para que España no tengan nada que celebrar el 12 de octubre, porque de ser así, entonces sí que habrá que pedir perdón. Con personas como usted, luchar contra la leyenda negra es casi una batalla perdida, aunque muchos no nos resistiremos a asumir la derrota de antemano. “La derrota (decía Cervantes) es patrimonio de las almas nobles, por lo menos hay que ir a la pelea aunque le derroten a uno”.

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