Opinión

Nada que descolonizar

El ministro Ernesto Urtasun, ha anunciado que realizará una revisión de las colecciones de los museos públicos para “superar un marco colonial anclado en inercias de género o etnocéntricas” que han lastrado a su juicio “la visión del patrimonio, de la historia y del legado artístico”. Reconozco ignorancia y poca sensibilidad, pero no sabía que esos museos estaban colonizados y enfermos de etnocentrismo y que es preciso, más pronto que tarde, descolonizarlos.

Este discurso entronca con el de los marxistas indigenistas López Obrador, presidente de México que instó al rey a reconocer y pedir perdón por atropellos cometidos en la conquista. O del venezolano, Nicolás Maduro, que en una de sus homilías exigió lo mismo. Y me pregunto, ¿puede alguien apropiarse del pasado indígena, homogeneizar todos los “pueblos indígenas” y hablar por ellos? 

Otros antes que el ministro ya calificaron como “colonias” a los territorios españoles en América. Pero la realidad es que España no tuvo colonias sino virreinatos y provincias de Ultramar (nuestra única colonia fue el Sahara hasta 1968). Por ello, los indígenas eran considerados súbditos de la Corona, con los mismos derechos y obligaciones que los nacidos aquí, se fundaron decenas de universidades y la mezcla de los recién llegados con los habitantes del continente era un hecho. 

Pero lo que resulta absurdo es querer desgajar y destrozar el legado de nuestra historia común por satisfacer demandas sin base legal ni lógica. Además, si nos ponemos tan estupendos con esto, tal vez habría que mirar al patrimonio español expoliado que se puede visitar en la National Gallery, el Hermitage o el Louvre. O sin ir más lejos, exigir el retorno al obispado de Huesca de las obras de arte religioso que pese a una sentencia del Supremo, todavía retiene la Generalitat de Cataluña. 

Creo que las devoluciones no son generalizables. ¿Acaso procede el retorno a Grecia de piezas del Museo Británico, compradas legalmente al Imperio Otomano, cuando Grecia no existía como tal? En nuestro Museo de América, se encuentra el Tesoro de Quimbaya, un conjunto de piezas precolombinas, donadas por Colombia a España en 1892, en reconocimiento a la mediación ejercida en un conflicto fronterizo. También en Madrid está el Templo de Debod, legado por Egipto, en agradecimiento por la colaboración en el rescate de los templos del valle de Nubia. ¿Estas obras se pueden considerar susceptibles de devolución?

El pasado es un lugar extraño, como escribió Hartley en “El mensajero”: “Allí las cosas se hacen de forma diferente”. Descolonizar el pasado tal vez debería comenzar por no querer entenderlo, juzgarlo o condenarlo con una visión contemporánea.

Urtasun llega con ánimo de pasar a la historia y ese interés en trascender puede ser, y en general lo será, desastroso. Estamos ante un activista de sonrisa forzada, mayormente antiespañol, desde su radical rechazo a la tauromaquia y su defensa de los proetarras, pretende borrar nuestra huella en América. Comparar España con Bélgica, en definitiva, la Hispanidad con el colonialismo salvaje en el Congo, es un mal chiste.

Lo único que uno puede esperar es que estas palabras se las lleve el viento y no sean más que una cortina de humo para esconder las debilidades y miserias del Gobierno.

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