Opinión

UN CAMINO DIFERENTE

El concilio Vaticano II, en el decreto sobre el ecumenismo, singulariza la restauración de la unidad entre todos los bautizados como uno de sus principales propósitos. La Iglesia, fundada por Jesucristo, es solamente una. Y la división actual de los cristianos contradice abiertamente su voluntad; es piedra de escándalo para el mundo y un obstáculo para la causa de la difusión del Evangelio a todos los hombres. Para restaurar la plena comunión visible en la verdad y en el amor entre todos los bautizados, es necesario potenciar el movimiento ecuménico en todas sus dimensiones. De un modo especial el ecumenismo espiritual, cuya alma es la conversión del corazón y santidad de vida, junto con las oraciones públicas y privadas por la unidad de los cristianos.


Todos los años se celebra el octavario de oración por la unidad de los cristianos del 18 al 25 de enero. En este año tiene como lema las palabras tomadas del libro de los Hechos de los Apóstoles: 'Unidos en la enseñanza de los apóstoles, la comunión fraterna, la fracción del pan y la oración' (Hech. 2, 42). En esta frase se describe la vida cristiana de la primitiva Iglesia de Jerusalén que gozaba de la plena comunión. En el lema se recogen, además, las dimensiones fundamentales que deben caracterizar a toda comunidad cristiana. Aquellos primeros cristianos se sentían unidos por la misma enseñanza de los apóstoles. Vivían a fondo la comunión fraterna que brotaba de la fracción del pan, de la Eucaristía, sacramento de la caridad. La primitiva comunidad de Jerusalén, siguiendo las enseñanzas de Cristo, y movida por el Espíritu oraba asiduamente al Padre.


Y orar por la unidad significa reconocer en toda su profundidad que Jesús quiso una sola Iglesia. La unidad de la Iglesia no se puede alcanzar sólo por el esfuerzo humano; es ante todo un don del Espíritu Santo. Sólo un nuevo Pentecostés, una nueva efusión del Espíritu Santo, puede regalarnos la unidad de todos los discípulos de Cristo, por la que Él oró la víspera de su muerte en la cruz: 'Que todos sean uno' (Jn. 17, 21). El anhelo de todos los bautizados por alcanzar la plena comunión dentro de la familia cristiana ha de plasmarse, sobre todo, en la participación en la plegaria sacerdotal de Jesús. La oración, es, por tanto, el camino más eficaz para pedir la ansiada unidad de los cristianos. La oración es ese camino diferente. Todo esfuerzo ecuménico que no esté animado desde dentro por la oración de las comunidades cristianas sería un trabajo poco fecundo.


Coincidiendo con el octavario de oración por la unidad, se celebrará en el Liceo de Ourense los días 19, 20, 21 y 22 la tercera semana de teología. Esta semana culminará el día 22, sábado, a las 20 horas, en la S. I. Catedral, con la Oración de Vísperas y Santa Misa por la unidad de los cristianos.

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