Opinión

Herencia importante

Desde antes de Semana Santa, la gente de la ciudad, de las villas y de otros pueblos de la Diócesis de Ourense tiene la oportunidad de contemplar banderines colgados en las paredes o en las fachadas de las iglesias. En ellos se puede leer: ’¡É domingo! Xuntos na Misa, ledos na esperanza’. En los mismos banderines aparece la imagen de una familia cuyos miembros manifiestan con su sonrisa el gozo de su corazón. También en las carteleras parroquiales y en otros establecimientos se pueden ver carteles más pequeños con las mismas palabras y con la misma imagen.


Los cristianos que participan en la Eucaristía los domingos seguramente que han escuchado en muchas parroquias estos días una canción cuyo estribillo nos recuerda que: ’É domingo: o día do Señor, o día que da morte Xesús resucitou, no que a Igrexa celebra a Eucaristía para entregarlle ós homes de Deus o amor’. Muchas personas se preguntan ¿qué significa todo esto? Muy sencillo, la Diócesis de Ourense está lanzando una campaña para recuperar el verdadero sentido de la fiesta primordial de los cristianos: el domingo. Para llevar a cabo esta campaña se están utilizando todos los medios de comunicación posibles.


Los cristianos nos reunimos el domingo, en primer lugar para participar en la Misa parroquial. La celebración de la Eucaristía constituye el momento culminante y central del domingo. ¿Cuándo comenzó eso de reunirse los cristianos en domingo? Esta costumbre de reunirse se inició después de la resurrección de Jesucristo.


La celebración del domingo tiene su origen en el mismo acontecimiento de la resurrección. Desde mediados del siglo primero tenemos noticias de estas reuniones. ¡Qué herencia tan importante! Es como el carnet de identidad de toda la familia cristiana.


El domingo no es sólo la Misa parroquial. La riqueza de este día, que nace preci samente de la Eucaristía, repercute en todas las dimensiones de la persona humana. Basta con observar nuestras carreteras un fin de semana y asomarnos a los medios de comunicación, para darnos cuenta como la gente aprovecha el domingo para tomar contacto con la naturaleza. El domingo ha de ser también el día del encuentro familiar.


Es una oportunidad para mirar por la unidad de la familia, la cual reclama de todos sus miembros contactos frecuentes y convivencia serena. Desde la Eucaristía aprendemos, además, a mirar a nuestro alrededor para identificar a las personas que necesitan de nuestra atención. La historia nos dice que la Iglesia desde los primeros tiempos unió a la Eucaristía la práctica de la comunión cristiana de bienes. ¿Por qué el cristiano ha de tener un amor preferencial por los más pobres? Sencillamente, porque celebra con sentido la Eucaristía.

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