Opinión

No está de moda

Hace cien años, el Padre Paul Wattson, sacerdote anglicano, inauguraba un Octavario de oración por la unidad de los cristianos del 18 al 25 de enero. En 1968, las Iglesias del mundo entero, recibían por primera vez los textos para la celebración de la Semana de oración para la unidad de los cristianos, preparados conjuntamente por católicos y no católicos. Hoy, la colaboración en esta preparación y celebración, es práctica familiar; prueba de la eficacia de la oración. Celebramos un aniversario con alegría y gratitud.


En este año, su lema es: ’No ceséis de orar’ (ITs.5, 17), que pone de relieve el papel esencial de la oración en la vida de cada comunidad cristiana. Algo que hoy parece no estar de moda. El anhelo por restablecer la unidad de los cristianos tiene, como punto de referencia al mismo Jesús, quien, libremente, entregó su vida para que hubiera ’un solo rebaño bajo un solo pastor’ (Jn.10, 16); y que oró: ’que todos sean uno’ (Jn.17, 21). Jesús expresó su deseo de unidad no en una doctrina o mandato, dirigido a sus discípulos, sino en una plegaria al Padre. La unidad es un don de Dios que hemos de pedir con insistencia.


La unidad de los cristianos tiene, como punto de referencia al mismo Jesús, quien, libremente, entregó su vida para que hubiera ’un solo rebaño bajo un solo pastor’ La oración de toda la familia cristiana, para alcanzar la unidad plena, es una humilde, pero esperanzada participación en la plegaria de Jesús, que prometió que toda oración, hecha en su nombre, será escuchada por el Padre. El ecumenismo, además de la oración, requiere también la conversión del corazón y la santidad de vida que brotan de la llamada de Jesús. La senda hacia la reconciliación y la comunión plena, se abre cuando los cristianos nos damos cuenta, de corazón, en la mente y en la plegaria, de la dolorosa herida de la división. Mal han hecho el orgullo y el egoísmo, las polémicas y las condenas, el desprecio y la presunción. Los discípulos de Cristo hemos de confiar en la fuerza reconciliadora del Evangelio.


El plan diocesano de pastoral, destaca la importancia decisiva de la celebración de la Eucaristía, que es el lugar privilegiado para rezar por la unidad. Como memorial del misterio pascual, la Eucaristía celebra la reconciliación y la unidad. El Misal contiene misas votivas por la unidad de los cristianos, que pueden ser celebradas durante el Octavario de oración por la unidad, y también en otras ocasiones del año, y en la plegaria de los fieles, se pueden introducir peticiones por la unidad.

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