Opinión

SANGRANTE DIVISIÓN

La actual división dentro de la familia cristiana contradice abiertamente la voluntad de Cristo, es un escándalo para el mundo y daña en profundidad el anuncio del Evangelio. Insistiendo en esta afirmación conciliar, el Papa Francisco señala que 'la credibilidad del anuncio cristiano sería mucho mayor si los cristianos superaran sus divisiones y la Iglesia realizara la plenitud de la catolicidad que le es propia, en aquellos hijos que, incorporados a ella ciertamente por el Bautismo, están sin embargo, separados de su plena comunión' ('La Alegría del Evangelio, n.244). Frente al anti-testimonio de la división entre los cristianos, 'el empeño por una unidad que facilite la acogida de Jesucristo deja de ser mera diplomacia o cumplimiento forzado, para convertirse en camino ineludible de la evangelización' (Ibid. n.246). La tarea ecuménica tiene necesidad de algo más que de diplomacia eclesial, diálogo académico, compromiso social y colaboración pastoral.


El octavario de oración por la unidad de los cristianos que se celebra del 18 al 25 de enero este año tiene por lema: '¿Es que Cristo está dividido?' San Pablo habla de la comunidad cristiana que se reúne en la ciudad de Corinto como auténtica 'Iglesia de Dios' en comunión con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo. Sin embargo, 'los de Cloe' habían informado al Apóstol de las discordias existentes y por ello, san Pablo les exhorta, en nombre de Jesucristo, a restablecer la comunión. La unidad de los cristianos es, ante todo, un anhelo que hay que mantener y una plegaria que hay que alimentar. Jesús dio su vida para que hubiera 'un solo rebaño, un solo pastor' (Jn.10,16) y pidió al Padre que todos 'sean uno' (Jn.17,21).


Por ello urge reavivar en el seno de parroquias y comunidades la oración por la unidad porque si no vuelve a sus raíces, el compromiso ecuménico corre el riesgo de perder inspiración y la esperanza, de acomodar su paso a nuestros límites humanos. La unidad es un don del Espíritu Santo, admirable constructor de la comunión eclesial. La oración por la unidad es una humilde, pero esperanzada, participación en la oración de Jesús al Padre: 'Te pido que todos sean uno. Padre, lo mismo que tú estás en mí y yo en ti, que también ellos estén unidos a nosotros; de este modo, el mundo podrá creer que tú me has enviado (Jn.17,21-23). El camino hacia la reconciliación y la comunión se abre cuando los cristianos se den cuenta, en su corazón y en su plegaria, de la dolorosa herida de la división. ¡ Cuánto mal han hecho el orgullo y el egoísmo, las polémicas y condenas, el desprecio y la presunción! Sólo la conversión del corazón, la fidelidad al compromiso cristiano y la oración pueden curar esas heridas. Coincidiendo con la semana diocesana de teología (del 22 al 25 de enero), el día 25 de enero, a las ocho de la tarde, tendrá lugar en la Catedral una celebración litúrgica para rezar por la unidad.

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