Opinión

A vivir que son tres días...

Bueno, tengo un amigo con mucho sentido del humor que alarga la frase del título y dice con gracia: “Tres días... y uno más para pagar impuestos a Montoro”. Dejemos la fiesta en paz y quedémonos con lo fundamental. A todos nos gusta la alegría, la felicidad y la juerga. Viene bien y sería interesante releer aquellos bandos de Tierno Galván en Madrid, ante las fiestas, en los que mezclaba su incomparable ingenio, la gran dosis de tolerancia y sobre todo mucha comprensión. Recuerdo para hoy aquel en el que hablaba de “retozar” en parques y jardines y que habría de hacerse con moderación. Como él era todo un intelectual y gran señor, sabía estar y también retirarse a tiempo.

Pues bien, y yendo al tema de hoy, ciertamente son tres días de fiesta y explosión de felicidad e ingenio en la provincia sobre todo en la zona de Verín y A Limia. Carnavales que vienen siendo preparados desde hace semanas. Y que la gente disfrute y se divierta siempre está muy bien pero... sin pasarse. Y realmente los carnavales ourensanos se reducen a un humor sano como había recordado en “La Clave” de Balbín el obispo Temiño, a quien desde el obispo Montero a otros más habían desaconsejado su presencia en el programa y, al final le felicitaron porque lo había hecho muy bien. Muchos críticos desconocían al prelado y juzgaban de oídas…

Pues bien. ¡Estamos en carnavales! Días para disfrutar. Y falta hacen estos días para romper la monotonía, olvidarnos del Puigdemont y los suyos, dejar a un lado la corrupción y además para luchar contra la crispación que pulula por este país acaso por un mal fario desde hace tiempo.

Para los católicos es el paso previo para el comienzo de la Cuaresma, que es un tiempo para reciclar nuestro espíritu, ponernos a tono y tratar de conseguir virtudes, paz y gracia para nuestras vidas. Este próximo miércoles se nos impondrá la ceniza, que es un símbolo y una manifestación de lo que en realidad somos y a lo que estamos llamados en el fin de nuestros días. Cuarenta días para tomar en serio los pasos de nuestra vida, tirar de las cadenas de ese reloj de pared que se ha ido parando porque las pesas llegan al fondo sin darnos cuenta. De aquí que son días, los de Cuaresma, para la reflexión porque hartos estamos de tanto bombardeo de propagandas de todo tipo.

Cuando llega la Cuaresma, que antaño tenía inmensas penitencias también públicas, viene a mi memoria cómo otros credos religiosos toman en serio similares días. El Ramadán es sólo un ejemplo. Y, por cierto, sorprende cómo algunos medios anuncian este tiempo sagrado de los musulmanes y la Cuaresma de la religión mayoritaria de este pueblo pasa ignorada y desapercibida. Es solo un hecho de esta sociedad que debiera ser laica y aconfesional y que a veces se trasluce en un laicismo incomprensible.

Por lo tanto a vivir estos días carnavalescos y disfrutar de ellos para después, con el mismo entusiasmo vivir esos cuarenta días que recuerdan los pasados por el pueblo de Israel en el desierto y el mismo Cristo en su retiro antes de padecer.

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