Opinión

Para mi ahijado Pedro Sánchez

Como padrino de confirmación tuyo, mi buen amigo Pedro Sánchez, y tratando de cumplir con mi misión sacramental, procuro aconsejarte en aquello que veo que necesitas orientación. Al menos es mi parecer que trato de seguir en conciencia. En primer lugar desearía incentivarte recordándote siempre aquella frase de Gandhi: "En las grandes batallas de la vida, el primer paso para la victoria es el deseo de vencer". Eso es fundamental, querido Pedro, pero siempre y cuando el deseo de vencer nunca esté marcado por el empecinamiento, la terquedad o por cualquier deseo espurio como puede ser el afán de poder, de mando o de humillar y aniquilar al rival que también es persona y puede y debe tener el mismo principio.

La vida es lucha, como refleja muy bien el quehacer diario del deportista esforzándose por superarse y por ir a más siempre. Pero cuando esa lucha se convierte en desprecio al rival, menosprecio de sus cualidades y olvido de sus logros nunca puede ser ni humano ni mucho menos constructivo. Me has oído muchas veces aquello de que debes luchar por ir a más siempre. Además bien dice el refrán que "hablando se entiende la gente". Negarse al diálogo o, simplemente, seleccionando a los dialogantes nunca es bueno porque en esta vida todos tenemos muchísimas cosas buenas y las malas siempre suelen ser las menos.

Es muy cierto, por otra parte, estimado Pedro, aquello que repetía aquel gran hombre y ejemplar socialista Enrique Tierno Galván, que lo era de diálogo y consenso. Afirmaba que la categoría de una persona se mide por la capacidad que tiene de rodearse de otros que piensan distinto. Eso nunca supone claudicar a los principios de cada uno, lleva consigo un enriquecimiento personal recogiendo, si ha menester, todo aquello que el otro posee laudable.

Otra de las ideas fundamentales que debes tener muy en cuenta es la selección de las amistades. Esto ni mucho menos va en contra de lo anterior, antes bien enriquece. Oír a todos, dialogar con todos y siempre quedándose con lo bueno de cada uno. Las amistades, mi buen Pedro, han sido la causa, para bien o para mal, del encumbramiento de unos o del tremendo desastre de muchos otros.

Por otra parte estamos todos llamados a colaborar en algo fundamental en la sociedad que es el bien común y nuestro empeño, ya sea en la familia, en el lugar de trabajo o en las aulas, debe estar guiado por ese bien general que en ocasiones está en contra de nuestro bien personal. Es la corrupción que merodea por todas partes y que nunca, querido Pedro, debes consentir ni en tu vida ni en tu entorno. Aquellos que miran sólo a su medro sin importarle los que caminan al lado. En el fondo de todo esto, mi buen amigo, es el mal de la sociedad que tú debes intentar corregir. Luchar contra la sociedad del tener primando la del ser que es la buena. Porque poco importará que seamos ricos, que "tengamos" muchas cosas si en el fondo "somos" poco de fiar. Queridísimo Pedro, procura ser siempre una persona de fiar, nunca engañes a nadie. La mentira destruye a quien miente y a quienes le rodean.

Si algún día llegas a ser algo en la vida nunca te olvides de todo esto. Sé una persona de provecho, nunca hables mal de nadie, nunca ofendas a nadie y al criticar a alguien mira primero para tu interior.

Un gran abrazo, Pedro.



Postdata para suspicaces: Pedro Sánchez (Lisboa, 23-10-2001) es un alumno mío de 3º de la ESO que acaba de recibir la Confirmación.

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