Opinión

¿Aplaudir o seguir?

Una cosa es hablar y otra bien distinta es dar trigo. Desde siempre el refrán tiene mucho contenido. Recuerdo la visita de Juan Pablo II a Alba de Tormes en medio de un tumultuoso y ruidoso recibimiento. Allí el papa dio muchos contenidos y dos correcciones. La primera, sobre el mismo nombre de Santa Teresa. Claramente les dijo que era “Santa Teresa de Jesús”, cuando muchos la llamaban “Santa Teresa de Ávila”. Y la otra, cuando pronunció aquella reprimenda clara: “Los españoles mucho a gritar ¿y a practicar?”. Pues bien, está en el ambiente la positiva acogida que tiene en todo el mundo el actual papa Francisco. Sin duda muchos le siguen, tratamos de seguirle, y aplaudimos su cercanía y sus claros mensajes y la defensa de los pobres. Un papa que mira más al Oriente que a las caducas comunidades sobre todo europeas. Es, este gesto, una llamada de atención para fieles y jerarcas de esta milenaria fe cristiana.

Está haciendo llamadas muy concretas. Esperamos dedicarle uno de estos domingos un comentario a la dura crítica que ha hecho a convertir la misa en un espectáculo. En suma, las vivencias sin contenidos que acaban siendo ocurrencias del momento.

Pero el tema de hoy quisiera ir por otro lado. Acaso como fruto de esa cultura cambiante del momento que mira a tener más que al ser, y tal vez por una tremenda falta de contenidos para muchos de los que aplauden al pontífice argentino nada les dice la doctrina seria que subyace tras sus alocuciones. Más aún, me pregunto ¿cuántos de los que enfervorizadamente aplauden y vitorean al papa actual e incluso hacen de él grandes elogios, frecuentan los sacramentos que son la savia de la organización que él preside? Es esa la pregunta del millón y que posee un hondo calado. De hecho, en las audiencias pontificias en el Vaticano ha descendido la concurrencia. Son muchos los que pasan ampliamente de los sacramentos y nada digamos de la Eucaristía, que es la fuente y culmen de la vida cristiana, como señala el Concilio Vaticano II.

Sinceramente, creo que a los “enfervorizados” seguidores de Francisco habría que hacerles esa pregunta y recordarles que es la cabeza de una entidad religiosa que nada sería sin esa fuente sacramental. Posiblemente la frase de Juan Pablo II en Alba de Tormes sería la indicada para valorar la situación actual de algún sector de la Iglesia Católica. En la certeza de que han sido los sacramentos los que han mantenido a una organización bimilenaria. Estoy convencido de que ni Evangelio sin teología ni teología y doctrina sin Evangelio. Ambas son las que llevarán a la Iglesia adelante y eso es lo que pretende el papa Francisco.

Por lo tanto, son óptimos los aplausos pero siempre y cuando detrás de ellos se encuentre un seguimiento a quien es el Camino, la Verdad y la Vida.

Te puede interesar