Opinión

Bedoya: 200 años de su llegada a Ourense

Recientemente acaba de publicar José Ramón Hernández Figueiredo un interesante y documentado libro sobre "El deán Juan Manuel Bedoya (1770-1850). Proceso inquisitorial de sus escritos liberales". Importante aportación a la historia ourensana. De él recojo y me permito hacer este resumen, después de haberle pedido el correcto permiso.

Se cumplen mañana, 4 de diciembre, doscientos años de la llegada a Ourense del deán Juan Manuel Bedoya (1770-1850), eclesiástico reformista de la primera mitad del siglo XIX, señalado como “liberal” en su tiempo y soportando por ello incomprensiones y sufrimientos. Su figura aporta un cúmulo de datos de gran valor histórico, especialmente sus memorias autobiografícas de mitad del siglo XIX, y en la publicación de don Ramón Otero Pedrayo ("Juan Manuel Bedoya, selección y estudio", Santander: Imp. y Enc. de la Librería Moderna, 1950). 

Fue un referente para el liberalismo español, demostrando las tendencias reformistas del clero y, por ello, puede decirse que la crítica y la reforma de la Iglesia española surgen desde sectores eclesiásticos. Un grupo de clérigos inconformistas que lejos de criticar y censurar propusieron una visión de futuro desde los púlpitos y con su participación en actos sociales y desde los medios de comunicación. Bedoya fue visionario sin ser escuchado ni atendido; atacado, calumniado y vilipendiado cuando anunciaba la nueva perspectiva de un tiempo de cambios y transformaciones. Incomprendido por sus pensamientos liberales y sufriendo por las desgracias revolucionarias y bélicas de las que fue testigo. El futuro confirmó su pronóstico. Si se quisiera usar un mito, para Bedoya, dice Hernández Figueiredo, le cuadraría el de Casandra, a quien los dioses habían concedido el don de profecía, pero con el posterior castigo de que nadie creería en sus presagios. Este, tal vez, fue su sino. 

Bedoya, que había nacido el 25/6/1770 en Serna de Argüeso, Reinosa, Cantabria, llegó a Ourense desde Pontevedra a donde había llegado por barco desde Sanlúcar de Barrameda, el 4 de diciembre de 1815 con 45 años, destinado a una canonjía de esta diócesis por Fernando VII como un castigo por sus ideas liberales y abiertas. La ciudad de As Burgas lo atraparía en su afecto para siempre, como lo narra en sus memorias. Antes de llegar a Ourense había sido canónigo lectoral de Berlanga de Duero, lectoral y penitenciario de la Real Colegiata de San Ildefonso, canónigo de Málaga (sin tomar posesión), habiendo opositado a magistral en Sevilla sin obtener la plaza, fue honorario de la Rota, calificador de la Suprema y General Inquisición, y miembro de la Real Academia de la Historia.

En Ourense fue canónigo-cardenal y soportó persecución en tiempos del trienio constitucional (1820-1823) y la década ominosa (1823-1833) en un contexto histórico intenso, de fractura social y división política con enfrentamiento entre las dos Españas y con procesos inquisitoriales y purgaciones, destierros y confinamientos. Bedoya fue sometido a prolongado procesamiento por los sermones y tildado de “liberal” en un juicio más político que doctrinal.

Tras su indulto volvió a sus actividades como clérigo versado en ciencias eclesiásticas con cargos en el Cabildo catedralicio como el deanato, y en la diócesis como gobernador durante la sede vacante. Se volcó en el homenaje póstumo al cardenal Quevedo con una biografía y la erección de su panteón. Fue escritor prolifero, bibliotecario y archivero del Cabildo, y tuvo la encomienda de regir la diócesis siete años hasta el tiempo de su presentación como obispo cargo al que renunció.

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