Opinión

Días para todo

Qué gran visión tenía Tomás Bretón en su célebre obra “La Verbena de la Paloma”, un sainete lírico en un acto, con música del compositor y libreto original de Ricardo de la Vega, estrenado con gran éxito en el Teatro Apolo de Madrid el 17 de febrero de 1894. Todos tenemos en nuestra memoria aquella deliciosa escena en la que don Hilarión, con la Casta y la Susana, pasean orgullosos por la fiesta en medio de Madrid cantando la célebre estrofa: “¡Los tiempos adelantan que es una barbaridad!”. Adelantan para don Hilarión como caminan veloces en nuestro tiempo presente. Y verán ustedes lo que me sugiere el pasaje de la celebérrima Verbena. Fíjense y me darán la razón. Antiguamente se celebraban las fiestas y solemnidades de la virgen o del patrón del lugar y en el fondo con grandes “paparotas”, bromas y buen vino incluido. Salía el santo o la virgen en procesión y al final los gaiteiros animaban el tema y se acabó el problema.

JOSÉ PAZ
JOSÉ PAZ

Pero sigan fijándose: Se fueron introduciendo fiestas gastronómicas postergando las religiosas en gran parte. Y así llegó la Festa do Pulpo, la tomatina, fiestas del cocido, de la empanada, de los callos… a las que puedan ustedes sabiamente añadir innumerables festividades.

Pero la cosa aún ha ido a más y así incluso hace unos días se celebró el día mundial de la marihuana, y a ésta se han añadido y siguen añadiéndose días de lo más variopinto, hasta el punto de hacerse una lista interminable que yo llamaría esperpéntica porque hay de todo. Me he tomado la molestia de ver en internet y hay una fiesta, una celebración, para cada día del año. A la gente lo que le va es la fiesta, el jolgorio y “la marcha” .

Ante esta situación, uno queda perplejo. El pasado 20 de abril se celebró el Día mundial de la Marihuana. Carezco de la gracia que poseía mi gran amigo Segundo Alvarado, que sin duda hubiese añadido muchas más y le habría “sacado punta y gracia” a muchas de ellas. Como aquellos artículos suyos, uno sobre el embudo y otro graciosísimo dedicado a los que van al cine y se dedican a comer pipas… En el fondo, lo que da la impresión es que el personal goza inventando y propagando novedades, genialidades u ocurrencias en una competición para ver quién tiene la “idea” más original. Porque da la impresión de que cada lugar desea tener “su” originalidad y por lo que se colige la idea no es nueva. Porque, allá en la Transición, surgió la idea de hacer en cada pueblo un pabellón cultural, y menos mal que la tal ocurrencia se apagó, igual que cuando pedían un aeropuerto para cada ciudad. Algunos se levantaron, pero siguen viniéndose abajo y demoliéndose.

Lo dicho. El mundo no está para utopías baratas que a nada conducen. Por mucho que los tiempos adelanten, como decía don Hilarión, es necesario tener los pies en la tierra mirando a la realidad cotidiana que por mucho que lo queramos cambiar la noche vine tras el día y, tal como canta Joaquin Sabina, el invierno precede a la primavera y el verano es el preludio del otoño.

Pero vamos a quedarnos con don Hilarión y, montándonos en el AVE, adelantarnos una barbaridad...

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