Opinión

El horror de Sri Lanka

Entre la perplejidad, el horror y la consternación nos llega a todo el mundo lo ocurrido en Sri Lanka contra los cristianos. Sin duda alguna estamos atravesando una época con más mártires que en los primeros siglos de la Iglesia. Todo ello fruto de un inmerecido odio hacia cuantos tenemos la fe en Cristo. Cierto que las Cruzadas fueron terribles, pero han pasado los siglos y sin duda es el diálogo y la comprensión la postura generalizada en el mundo cristiano hacia cuantos comparten otros credos. El papa Francisco está teniendo gestos y tendiendo permanentemente la mano a los miembros de otras creencias.

Por otra parte, debieran saber los musulmanes que Occidente está recibiendo a centenares de miles de personas de su fe. Cierto, muy cierto que estos criminales nada tienen que ver con los musulmanes en general y que de ninguna manera representan a cuantos siguen la fe de Mahoma. Esto debe tenerse muy en cuenta y es injusto condenar en general a los musulmanes por estos atentados acaecidos precisamente el día de Pascua, que es el centro de la fe cristiana.

Aclarado lo anterior es necesario recordar que esos incalificables terroristas en el fondo dicen seguir la fe musulmana. ¿Son incapaces de observar cómo trata Occidente a sus hermanos de fe? Es incomprensible en pleno siglo XXI el comunicado de Daesh: “No hemos sido vencidos y hemos castigado a los cristianos. En los últimos días, nuestro Señor nos ha mostrado las bendiciones de los jóvenes que creían en él y los guió a hacer las mejores acciones. Alá proteja a nuestro imán, el jeque Mujahid Abi Bakr al-Baghdadi, en un momento en que los infieles y los apóstatas creyeron que habían vencido al Estado Islámico”. De esta manera, Daesh se jacta del “triunfo”.

Y dan detalles de la masacre sin escrupulos: “En la mañana del domingo, una constelación de soldados del Califato en Ras Ali Yalafka llevó a cabo siete ataques de martirio y antisemitas dirigidos a varias iglesias y comunidades de guerreros cristianos. Los soldados del califato, gracias a Dios, atacaron durante la celebración de los cristianos de una de sus fiestas. Dios los aceptó. Y atacaron las iglesias y hoteles frecuentados donde todos nuestros mártires operaron de forma sincronizada y con la mayor proximidad”. Más aun, detallan cómo se perpetró cada uno de los ataques y el suicidio de la mujer de uno de los terroristas, que estaba embarazada y que hizo estallar una bomba que mató a sus dos hijos con el fin de no ser detenida. El hecho es tan espeluznante que me permitirán que deje para el lector el comentario a este crimen tan horrendo.

A los cristianos nos resta unicamente una sincera oración pidiendo que este mundo y sus mandatarios pongan cada cosa en su sitio porque por este camino nunca va a llegar la paz. Aquello de la batalla de Poitiers (1356) ya paso y la postura de Carlos Martel hoy estaría fuera de lugar, como estamos demostrando al acoger a tantos inmigrantes.

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