Opinión

El límite de la paciencia

Qué tiene que acontecer para que archivemos de una vez por todas el problema catalán? ¿Acaso vamos a seguir viviendo en esta crispación de todo punto inaceptable? A raíz del encarcelamiento de los célebres CDR, lo ocurrido en el Parlament, a mi modo de ver, es de todo punto inaceptable. Digamos que ha puesto a prueba la paciencia. Porque lo que aquel día ocurrió es de suma gravedad ante el aplauso de los independentistas, la expulsión de Cs y un barullo propio del más desconcertante patio de colegio. Sería interesante que toda la sociedad española sopesase lo allí ocurrido. Muy triste ver al president y a su grupo aplaudiendo al grito de libertad para unos señores que, según las fuerzas de seguridad, son presuntos terroristas que estaban preparando material para movilizar el ambiente tras la sentencia del “procés”.

Personalmente veo dos cosas gravísimas en lo ocurrido aquel día. La primera es la votación para expulsar de Cataluña a la Guardia Civil. ¡Pobre Guardia Civil! Una institución tan querida por el pueblo español y que tantos servicios ha hechom, hace y seguirá haciendo al país. ¡Increíble despropósito! Una institución ejemplar que tanto lleva sufrido. Le han matado a muchos y en la actualidad sufren injurias las familias enteras que viven en las casas cuartel en Cataluña. Se les injuria, menosprecia e insulta después de llevar a cabo un trabajo único. Porque la Guardia Civil (“la Benemérita”) goza con el cariño, reconocimiento y afecto de la inmensa mayoría del pueblo español desde su fundación por el III Duque de Ahumada, Francisco Javier Girón, el 13 de mayo de 1844 siendo el cuerpo más antiguo de España y habiendo sido honrada con incontables condecoraciones y contando en la actualidad con alrededor de 80.000 miembros cuya misión es muy variada: seguridad ciudadana, tráfico (salvo en Cataluña y el País Vasco), terrestre y marítimo. La Constitución, en su artículo 104, le encomienda la misión primordial de proteger el libre ejercicio de los derechos y deberes del pueblo español, garantizando su seguridad, conducción de presos, protección del medio ambiente y rescates, entre otras misiones. 

Por ello es responsable de mantener y restablecer, en su caso, el orden y prevenir la comisión de actos delictivos, investigando delitos para descubrir y detener a los presuntos culpables, el transporte interurbano de presos, la seguridad de infraestructuras como puertos y aeropuertos, fronteras y costas, así como lo relativo a la normativa sobre armas y explosivos. Muchos viven en toda España en más de dos mil llamadas “casas cuartel”, acuartelamientos. Celebran con gran solemnidad a su patrona, que lo es la Virgen del Pilar, el 12 de octubre y su sangre ha regado muchos lugares españoles. Es toda una historia enraizada en el mismo ser español desde hace casi dos siglos que nunca se podrá borrar y que merece el agradecimiento del pueblo. Injusto es, por lo tanto, ese desprecio que se pretende llevar a cabo en Cataluña con los votos independentistas y la abstención de la versión catalana de Podemos.

Con mucho tino, en un programa televisivo la diputada de Coalición Canaria Ana Oramas hizo una precisión certera: ¿con estas ideas pretendía Podemos entrar en el Gobierno español? Bien ha hecho Pedro Sánchez en prescindir de ellos. Acaso porque los conoce bien y su actitud en el Parlament en la votación sobre la expulsión de la Guardia Civil lo dejó muy claro.

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