Opinión

El gran dilema

Lo es desde siempre para cuantos andamos por el nada fácil entramado de los medios de masas: ¿debe publicarse todo o debiera haber una censura personal propia? Sin duda esto rozaría la preciada libertad en democracia. Ser diáfanos siempre es positivo. Pero, y seguimos con el dilema, ¿la publicación de algunas noticias pueden ser ideas para descerebrados, desequilibrados y tantos zumbados? "That's the question". Quiero creer que lo ocurrido en una aula de Barcelona es un caso muy puntual como lo es lo de Astorga o lo del avión en los Alpes. Se encuentran en poder de los agresores ballestas, escopetas de balines, machetes y planes...

Copiando ideas venidas de otras latitudes sabemos de "elementos" que pretenden ser originales emulando luctuosos ejemplos cometidos por gente de su edad y condición en otras zonas del planeta. El gran problema es el clima en el que se está moviendo la sociedad incluyendo también a los adolescentes. Un clima de crispación, falta de respeto y sobre todo cantidad de juegos que recuerdan la agresividad como los que llegan a los chavales y de los que están prendidos todo el día. Vencer supone "matar" al contrario, sea un muñeco o lo que fuere. Se cuida poco el estilo y forma de los juguetes que hoy en día llegan por las nuevas tecnologías y con los que pasan interminables horas. Más aún, a los que están totalmente adheridos como a una droga increíble.

Todo ello rompe el diálogo y la paz familiar. Incluso se sientan a la mesa con los nuevos medios obnubilados con esas clases de juegos que muchas veces están impregnados de escenas bélicas, destrucción y ataques. ¿Quién controla todo esto? Después nos quejamos de las maneras y los modos con los que se comportan los adolescentes. Fomentamos todo eso y luego nos rasgamos las vestiduras cuando se salen del tiesto.

Falta una cultura en valores y en contenidos. Vivimos en una crisis que llamamos económica pero ésta es consecuencia lógica de la crisis de valores, en definitiva una crisis moral tremenda que está llevando a un incierto final. ¿Qué se prima hoy en día?

Un cúmulo de cosas están ocurriendo que producen perplejidad. Lo son los horrorosos finales de tantos cientos de personas que convierten al Mediterráneo en el cementerio de África y de igual modo las masacres de cristianos simplemente degollados por su fe por el Estado Islámico. Toda una serie que lleva a consecuencias imprevisibles como lo ocurrido en París. A un miedo a todo, a una desconfianza de todos, y a una incertidumbre y crispación mundial tremenda.

Estamos atravesando una guerra mundial distinta pero con resultados incluso peores de destrucción y aniquilamiento de una cultura. ¿Dónde están los lideres actuales capaces sacar a este mundo de este atolladero tan crítico? Y lo más grave de la situación es el tremendo golpe que está causando a la esperanza, la paz y la convivencia. Un mundo sin ilusión nunca puede ser positivo y esta ilusión está sufriendo porque ya son muchos años en los que vivimos sin saber cómo salir del fondo cuando, como nunca, tenemos recursos y progresos de todo tipo más que suficientes para construir el bienestar, la paz y el entendimiento.

Es la hora de la profunda renovación de los organismos internacionales para que sean eficaces y constructores de la tan anhelada concordia. Tal como están en la actualidad para muy poco o para nada sirven. Sobran reuniones, papeles, discursos y promesas y faltan realidades. Vivimos en un momento en el que, como decía hace tiempo en estas páginas Manuel Herminio Iglesias, es "unha sociedade sen referentes". Y así nos luce el pelo...

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