Opinión

Tres hermanos a imitar


La frase popular la conocemos todos y está dedicada a estos tres domingos: “Lázaro, Ramos, en Pascuas estamos”. El dicho viene de que en este 5º Domingo de Cuaresma siempre se leía el Evangelio de la visita de Cristo a Betania (Jn. 11, 1-45) a casa de su amigo Lázaro, que acababa de fallecer y a quien lloraban sus hermanas Marta y María, y por quien Jesús también derramó lágrimas. Después de la Parábola del Buen Samaritano, Jesús visita la casa de Lázaro, Marta y María, confundida esta última en la tradición medieval católica con la Magdalena, aunque hoy probablemente se designe a una persona diferente.

Tras la reforma conciliar, con la introducción de tres ciclos de lecturas, este pasaje se lee en el Ciclo A. El texto tiene unos grandes contenidos considerando la actitud de los personajes de los que se habla. En primer lugar, demuestra que Cristo tenía amigos, y buenos amigos, por los que incluso lloró como es este caso al oír las palabras de María que le ungió al entrar en Betania: “Si hubieras estado aquí no hubiese muerto mi hermano” (Jn.11, 33-43).

“Cuando Jesús y sus discípulos iban de camino, llegaron a un pueblo donde una mujer llamada Marta le abrió su casa. Tenía una hermana llamada María, quien se sentó a los pies del Señor escuchando lo que él decía. Pero Marta estaba ocupada con las tareas de la casa. Vino a él y le preguntó: ‘Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado para hacer todo el trabajo yo sola? Dile que me ayude’. ‘Marta, Marta -el Señor contestó-, estás preocupada y molesta por muchas cosas, pero sólo una cosa es necesaria. María ha escogido lo que es mejor y no le será quitada” (Lc.10, 38-42). Se combinan en el texto varios datos ejemplares. La misericordia del Señor que resucita a su amigo, la vida contemplativa de María y la vida activa de Marta. Tres ejemplos muy interesantes antes de entrar en la Semana Santa.

Hay un dato que nunca me canso de repetir en este día, por mal que siente a los de Verín y a los del Parque de San Lázaro entre otros. El Lázaro, que con toda solemnidad y en las vísperas de los grandes misterios de la fe se celebra en este día, es el de la parábola con el rico Epulón. Un personaje ficticio, mientras que el de Betania fue un personaje real. Así de claro. Por eso la Iglesia celebra en este domingo en el Ciclo A el Lázaro de Betania amigo de Jesús. Lo otro puede llevar a confusión que la Iglesia debe corregir. Solo se “justificaría” si lo que se celebrase fuese la actitud del mendigo para ser correcto. Mezclar crea confusión. Y grandes disgustos se llevaba en este día el obispo Temiño por tratar de aclarar. Por eso nunca fue a las procesiones ni fiestas del Lázaro que hoy se pretende celebrar.

Siento enormemente la aclaración por lo que pueda disgustar a algunos. Pero amigos son los que dicen lo que se debe oír y nunca lo que desean oír los demás. Ya Aristóteles lo recordaba: “Amico Plato; sed magis amica, veritas”. Por encima de todo la verdad.

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